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Punto de vista
Un plan lector para el verano
¿En qué momento leer se convierte en un placer? La respuesta es simple: cuando cae en nuestras manos un libro que nos interesa, nos engancha y nos absorbe.
Enrique Peidro - 04/08/2015
Un plan lector para el verano

Como maestro, en numerosas ocasiones los padres de mis alumnos me preguntan qué pueden hacer para que sus hijos lean más. Mi respuesta, siempre, es la siguiente: “Nada”.

Y respondo esto convencido, porque lo que pretenden realmente es que les dé una especie de fórmula mágica, la receta para convertir a un pre-adolescente perezoso en un lector voraz. Así que me reafirmo, no pueden hacer nada. Sin embargo, sí que existen un par de variables a tener en consideración cuando uno se hace esa pregunta y sobre las que conviene reflexionar.

En primer lugar, leer debería ser una actividad placentera. Lo mismo (o parecido) que ver la tele o jugar con la videoconsola. ¿Cómo se consigue esto? Desde luego, obligando al niño a leer, no. Porque, del mismo modo que a nadie le mandan sentarse delante del televisor para ver un programa que no le gusta, ni le hacen pasarse varias horas pegado al mando de la play cuando uno no tiene ganas, tampoco resulta favorable para el propósito que perseguimos ordenar a nuestro vástago que lea por “real decreto”. De esa forma, lo que conseguiremos, casi con toda probabilidad, será justo lo contrario de lo queremos: que el niño aborrezca esa actividad y la considere más un castigo que una diversión. Así pues, ¿en qué momento y cómo leer se convierte en un placer? La respuesta a esta pregunta es simple: cuando cae en nuestras manos un libro que nos interesa, nos engancha y nos absorbe. Ése será EL LIBRO, el que cambie nuestras vidas, el que marque un antes y un después. En mi caso, EL LIBRO fue “La conjura de los necios”, y sus páginas me atraparon un verano, cuando yo contaba con unos 16 años de edad. Me lo recomendó mi padre, lo leí y me gustó tanto que, tal y como terminé la última página, le pedí otro. Y luego, otro más. Y otro…

La segunda variable a considerar es que la actividad lectora tiene que convertirse en un hábito. De nuevo surge la fatídica cuestión: ¿Cómo se consigue esto? Tampoco sé dar una respuesta clara y contundente, pero sí que hay un par de consideraciones importantes. La primera de ellas es una reiteración de lo que ya he dicho en el párrafo anterior: obligar a leer será contraproducente. La segunda es que nuestros hijos crearán un hábito lector con más facilidad si crecen en un entorno en el que se potencia la lectura. Es decir, si nos ven a nosotros leer diariamente. Si en la casa en la que viven hay bastantes libros, y estos no solamente están para decorar. Si las tardes de los fines de semana, cuando vamos de compras al centro comercial, no solamente entramos en las tiendas de ropa, sino que también hacemos una visita por alguna librería…
Y la tercera variable, también de difícil respuesta, es decidir qué libros compramos a nuestros hijos.

Personalmente, pienso que ya en el planteamiento está el primer error. Nos empeñamos en que lean libros, preferentemente novelas, y esto no tiene porqué ser así. Recuerdo que lo que pretendemos es que la lectura se convierta en un hábito, y además, que resulte un placer. Dejemos que nuestros hijos disfruten también con otros géneros, como los cómics o las revistas. Poco a poco, con la edad, irán creciendo y sus gustos evolucionarán. De pequeño, yo devoraba los “Mortadelo y Filemón” y todas las revistas sobre baloncesto que caían en mis manos. Considero que ambas también contribuyeron notablemente a convertirme en el tipo de lector que soy ahora, así que no os preocupéis si vuestros hijos no muestran un entusiasmo desbordante ante la idea de leer ese libro que con tanta ilusión les habéis regalado para el cumpleaños. Dejadles que elijan sus lecturas, veréis como, poco a poco, cada día leen más y más.

En cualquier caso, sí que existen una serie de títulos o colecciones muy recomendables. Yo me atrevo a sugerir aquí algunos de ellos, aunque, por supuesto, no todos valdrán para todo el mundo. Habrá que seleccionar, dependiendo de la edad y los gustos del potencial lector. Empiezo por tres colecciones, ya “clásicas” pero que suponen una apuesta “casi” segura:

– El pequeño Nicolás
– Los Cinco
– Los tres investigadores

Seguiré con otras tres colecciones más actuales, pero que también pueden dar muy buenos resultados, en función de la edad de los niños:

– Kika Superbruja
– Geronimo Stilton
– Harry Potter
– Las crónicas de Narnia

O, por último, también se puede probar con estas colecciones si el libro va dirigido a adolescentes:

– Divergente
– Los juegos del hambre
– Memorias de Idhún
– Eragon
– Percy Jackson y el ladrón del rayo
– El temor de un hombre sabio

Como ya he hablado de la conveniencia de que nosotros, adultos, también leamos si queremos motivar a nuestros hijos a que lo hagan, voy a hacer como el protagonista de la novela “Alta Fidelidad”, de Nick Hornby, quien es muy aficionado a las listas y las hace de prácticamente todo lo que se os pueda ocurrir, desde sus discos favoritos a sus fracasos amorosos. Así pues, os voy a dejar una enumeración con mis diez libros favoritos de todos cuantos he leído hasta la fecha, mi “top ten” personal, escrito sin ninguna jerarquía, simplemente como me han ido viniendo a la cabeza.

– La conjura de los necios (John Kennedy Toole)
– La ciudad y los perros (Mario Vargas Llosa)
– Cien años de soledad (Gabriel García Márquez)
– Don Quijote de La Mancha (Miguel de Cervates)
– Los Miserables (Victor Hugo)
– Wilt (Tom Sharpe)
– Ola de crímenes en el castillo de Blandings (P.J. Woodehouse)
– Novecento (Alessandro Baricco)
– Crimen y castigo (Dostoievsky)
– La venganza de Don Mendo (Pedro Muñoz Seca)

Podría haber otros muchos, claro que sí. Al hacer una selección tan limitada como ésta tienes que dejar fuera, inevitablemente, otras muchas obras que merecerían estar ahí (“El camino”, de Delibes; o “La Segunda Guerra Mundial”, de Churchill, entre otras). Estoy seguro de que muchos de vosotros también incluiríais algunas de éstas entre vuestro “top ten” personal, pero también sé que cambiaríais otras muchas. Por ejemplo, seguro que los “frikis” (con cariño) no me perdonaréis que no esté ninguno de los libros de “El señor de los anillos” o de “Juego de tronos”. Como tampoco soy demasiado amante de los “best sellers”, no considero imprescindible la lectura de obras como “Los pilares de la Tierra” o “El código Da Vinci”. Y, por supuesto, nunca se me ocurriría recomendar algo tan insustancial como “Cincuenta sombras de Grey”…

Pero, en fin, con la literatura, cada cuál tiene sus gustos y estos son totalmente respetables. Así que podéis coger estas recomendaciones o buscar otras obras más cercanas a vuestros gustos. Lo importante es disfrutar de una buena lectura, y el verano es un gran momento para hacerlo.

PD: De paso, sugiero que uséis el cuadro de los comentarios de este post para recomendar cualquier lectura que hagáis este verano y queráis compartir. Los lectores ávidos como yo, lo agradeceremos.

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