Las elecciones municipales del 24M nos dejan en Alcoy unas cuantas certezas. Estamos en una ciudad inequívocamente inclinada hacia la izquierda, el PP se ha pegado un ostión histórico del que tardará años en reponerse y, sobre todo, Toni Francés es un político más listo que el hambre; un brillante especialista de la estrategia, capaz de gestionar como nadie las situaciones de debilidad y de sacar petróleo de los peores escenarios políticos. Ximo Puig, posible presidente de la Generalitat con los peores resultados de la historia del PSPV, debe desplazarse con urgencia a Alcoy a recibir un cursillo sobre cómo hacer de la necesidad virtud.
PSOE: el carisma no hace ni puñetera falta
Tras estos comicios, Toni Francés deja de ser un alcalde rodeado de un cierto aire de provisionalidad y se muestra como un político sólido, que está aquí para quedarse y que podrá gobernar en solitario con sus nueve concejales o a través de pactos con otras fuerzas de izquierdas. Tras un paréntesis de veinte años, el PSOE vuelve a ser la fuerza política más votada en unas elecciones municipales y ése es un mérito que hay que anotar en el haber de este dirigente socialista y del equipo que lo acompaña. Francés ha compensado la falta de carisma personal con una habilidad endiablada para moverse por las interioridades de la política. Ha aplicado en el Ayuntamiento el mismo modus operandi que aplicó para controlar el partido y los resultados no han podido ser mejores. A lo largo de la pasada legislatura y utilizando métodos muy diferentes consiguió librarse de sus dos principales rivales: el PP y un Compromis que se le acercaba peligrosamente. El alcalde se enfrenta a un nuevo mandato municipal que le permitirá gestionar la corporación con mayor estabilidad y sin excusas para no dejar su sello en la ciudad. Mientras el socialismo valenciano sufre importantes retrocesos, Francés sube dos concejales y se convierte en un personaje de peso en el partido. Nadie lo habría dicho hace cuatro años.
PP: un desastre que dará que hablar
Nadie (ni los rojazos más recalcitrantes) se esperaba un desastre como el que ha sufrido el PP de Alcoy. Rafa Miró cosecha los peores resultados de la historia del partido y pasa de 11 a 4 concejales. Todo se ha confabulado contra la derecha alcoyana: la inevitable cuota de desgaste del PP valenciano, la crisis interna en la que ha vivido el partido durante toda la legislatura, el éxito de la lista de Sedano y las torpezas propias de una candidatura inexperta, que se ha comportado con una inexplicable abulia política. El PP de Alcoy tardará años en recuperarse de esta derrota, que ya debería haber provocado alguna dimisión. Todo parece indicar que los populares se convertirán en los grandes protagonistas de la crónica política de esta legislatura. Las peleas internas y la búsqueda de responsables del descalabro llenarán páginas y páginas de periódico. La venganza del sector peraltista será terrible y tendrá ocupada a la familia popular durante un buen periodo de tiempo. Por lo que a este lado de arco parlamentario respecta, el gobierno de izquierdas no tiene nada de qué preocuparse, ya que las huestes populares se pasarán la próxima legislatura entre puñales y degollinas.
Guanyar: el que arriesga gana
El riesgo de la operación era muy grande. Esquerra Unida renunciaba a sus siglas y se disolvía en un universo de movimientos ciudadanos y de participación, intentando recoger la fuerza de la ola de Podemos. Los resultados han sido excepcionales: Guanyar Alcoi obtiene 5 concejales y se sitúa como segundo partido del Ayuntamiento, superando los mejores números de la izquierda extrasocialista en comicios como los de 1979 y 1995. La debacle sufrida por EU en las autonómicas ratifica aún más el acierto de la fórmula alcoyana. Queda claro que la candidatura de Estefanía Blanes ha sabido captar los apoyos de aquellos sectores más jóvenes del electorado que se mueven en la onda de Podemos. Con una campaña muy innovadora ha tirado del voto de la izquierda y a partir de ahora, sólo queda esperar a ver cómo se gestiona este enorme capital político. Es muy importante saber si Guanyar formará parte de un futuro gobierno de coalición con el PSOE o si se quedará como oposición negociando acuerdos puntuales.
Ciudadanos: nace el fenómeno Sedano
El mérito personal ya no hay quien se lo quite. De perder una alcaldía y tras ejercer una legislatura como tránsfuga, Jorge Sedano se ha sacado cuatro concejales de la nada. A estas alturas de la película, resulta imposible saber si Sedano ha sacado provecho de Ciudadanos o si Ciudadanos ha sacado provecho de Sedano. Lo único cierto es que el ex alcalde se ha convertido en el gran verso suelto de la política alcoyana. Aunque su apoyo no será necesario para garantizar el gobierno de la ciudad, su papel puede ser muy importante en el salón de plenos. El prodigio se ha obrado gracias a una campaña muy inteligente, que ha conseguido vender como a un producto fresco y recién llegado a la política local a un hombre que gobernó durante dos legislaturas y pico con la mano de hierro de las mayorías absolutas. Sedano le ha hecho un roto a su antiguo partido y se ha convertido en la tercera fuerza política de la ciudad. Su futuro es una incógnita, aunque habrá que estar muy atentos a cómo evolucionan las cosas en el PP. En determinados escenarios populares no sería descartable la vuelta a casa de algunos hijos pródigos.
Compromis: el arte de salvar los muebles
A lo largo de la anterior legislatura, a Compromis sólo le pasaron cosas malas. Los nacionalistas fueron expulsados del pacto de gobierno de izquierdas, se les fugó por motivos nunca explicados su gran figura emergente Rafa Carbonell y se quedaron instalados en una extraña de tierra de nadie sin saber si debían ejercer de oposición furibunda contra el dúo PSOE/EU o si debían mostrarse amables con sus antiguos compañeros. Con este panorama, los tres concejales obtenidos por la candidatura de David Abad son una perfecta expresión de eso que se ha dado en llamar salvar los muebles. Compromis en Alcoy no se beneficia del espectacular éxito del partido en la Comunitat Valenciana, pero la cosa podría haber sido aún peor.
«Ostión» lleva h.