El diario La Vanguardia le dedica una extensa entrevista a Xavi Castillo en su edición de Alcoy. El cómico alcoyano habla sobre la actualidad política y cultural valenciana en un texto en el que repasa los últimos acontecimientos y su situación de permanente enfrentamiento con el poder.
Por su interés, reproducimos íntegramente esta entrevista, firmada por la periodista Raquel Andrés.
Xavi Castillo es, seguramente, el humorista valenciano más políticamente incorrecto. Lalo Kubala es uno de los ‘disidentes’ de El Jueves que se exiliaron en Orgullo y Satisfacción. Entre ambos acaban de engendrar Barbaritats valencianes! De la visita del Papa al ‘caloret’ de Rita. Un repàs de l’esperpent valencià. Un título muy sugerente al que poco más se le puede añadir: que recibió alguna propuesta editorial, pero optaron por la autoedición parar tener control y libertad total de la obra.
Xavi escribe en valenciano; Lalo, en castellano. El primero escribe y presta su imagen en fotografías; el segundo se expresa mediante dibujos y viñetas. Entre la didáctica y el entretenimiento, ambos ofrecen un recorrido por los casos de corrupción más sonados de los últimos años en el País Valencià, con datos, recortes de prensa y humor. Desde el aeropuerto de Castellón hasta el cierre de RTVV, los grandes eventos o las dimisiones más recientes.
Con el País Valencià llenando titulares por los casos de corrupción, ¿qué papel juega el humor político?
El humor es fundamental. Ahora lo encuentro más en las redes sociales, en Twitter o Facebook: la gente tiene mucho ingenio, hay paridas muy buenas. En los espectáculos busco una relación entre lo que comenta la gente y lo que decimos. Tenemos humor en las redes sociales, pero ese humor no existe a nivel artístico. Me da rabia porque a las propuestas teatrales o artísticas les falta un poco de mala ostia sana, de sátira. Yo lo hago, pero no quiero ser una cosa…
¿…aislada?
Bueno, también está Eugeni Alemany.
¿Por qué no hay más humoristas cañeros en Valencia?
Las subvenciones han afectado, hay mucha gente que ha vivido de ellas. Eso ha hecho que gran parte de las propuestas culturales en valenciano hayan sido muy correctas, muy educadas. Llevamos 24 años de gobierno del PP en Valencia y mira todo lo que ha pasado: Camps, Gürtel, Zaplana, Blasco… Tenemos lo mejorcito. ¿Cómo es posible que en tantos años no se haya hecho una obra de teatro sobre ello?
Se ha hecho humor, pero sobre otros temas…
Se han hecho propuestas con un humor amable, como lo que se hacía en Canal 9. Pero se puede hacer algo más cañero. Tendrían que haber salido ya veinte espectáculos sobre todo lo que está pasando. Después viene Alberto Sanjuán, que ha dirigido una obra sobre Bárcenas, y flipamos porque hace un teatro político que llena las salas y donde la gente se lo pasa bien. Pero tienen que venir de Madrid a hacerlo, da mucha rabia. No quiero parecer que siempre estoy remugando, pero es que en el mundo de la música, por ejemplo, sí hay más crítica, más implicación social.
La semana pasada fue muy crítico en el Espai Rambleta, en la jornada ‘A València en valencià’.
Hay mucha gente que se mete en rollos culturales para hacer carrera política, para tener un cierto poder. Como yo siempre he renegado de eso y de tener subvenciones, en estos momentos tengo la libertad para decir que está lleno de chupópteros y de gente que está haciéndose el chiringuito. Está pasando en todos los partidos. El Espai Rambleta, que va de moderno y cool, cuesta una animalada de dinero y se debe denunciar, igual que se ha hecho con el Palau o con la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Nunca ha actuado allí.
Ni en Rambleta, ni en el Teatre Talia, ni El Musical, ni en el Teatre Principal, ni el Rialto… En Valencia trabajo en el Teatre Micalet y en salas alternativas. Unos funcionan por ninguneo: directamente te obvian. Y otros, cuando propones, te dicen que no. Si tienen confianza contigo, te lo dicen muy claro: «No te puedo traer porque me lo han dicho directamente de arriba». Desde arriba significa desde la Generalitat o desde CulturArts. Esa es la realidad desde hace años, no se esconden.
Muchos han criticado que la broma del ‘caloret’ de Rita Barberà normaliza una situación que en realidad es anómala: que una alcaldesa no domine una de las lenguas oficiales de su ciudad.
Que no sufran. Hay un sector de gente preocupada porque la vamos a hacer entrañable. ¡Eso es imposible! Si vemos los vídeos con lo que va soltando cada día, enfrentándose a la del mercado… No hay manera de hacer eso entrañable. Es como Alfonso Rus: no podemos hacerle entrañable. No debemos poner barreras a la broma. Si no hacemos broma, los campechanos son ellos dando esa imagen de populismo. Me parece el colmo que no podamos hacer coña de ellos por miedo a convertirlos en entrañables.
A pesar de ser un libro muy actualizado, el ‘RitaLeaks‘ y el caso Imelsa de la Diputación de Valencia han quedado fuera. ¿Han pensado en una segunda parte?
El libro ha funcionado muy bien. A lo mejor después del verano lanzamos unos apéndices, unos libros más cortos con el mismo estilo que sean continuaciones de ‘barbaritats’.
Ante una hipotética salida del PP en Valencia… ¿Qué harían sin Rita Barberá o sin Alfonso Rus?
Haremos mimo. Haremos teatro conceptual, cosas artísticas. [Sonríe]
Quizás se mantengan en la sombra…
Como Zaplana, que no se ha ido. Siempre ha estado ahí, ahora parece que está mediando en Ciudadanos… Da igual. También se fueron en su momento Camps o Ratzinger y hemos continuado. Hay muchos temas que contar, como un espectáculo más historiográfico sobre lo que ha pasado con el caso Cooperación de Blasco, por ejemplo. No me preocupa nada que se vayan.
Desde las filas populares escribieron en Facebook que «hay humoristas valencianos que imitan muy bien la voz de Rus», en referencia a las grabaciones que se han difundido con el presunto caso de corrupción de la Diputación de Valencia. ¿Cree que le van a llevar a juicio?
Sí, lo dijo el PP de Xàtiva, que está haciendo campaña por Rus. Pues ya iremos a los tribunales. Pensar que hay gente en el PP que cree eso… Al público le da mucha risa.
Rus también dijo que se ha hecho rico gracias a él.
Sí, dijo en la radio que gracias a imitarle me he forrado. Vale, me hace mucha gracia cuando vamos a la librería La Costera, en Xàtiva, porque está justo al lado de la tienda de trajes de Alfonso Rus que se llama ‘Steffano Russini’ con una línea de trajes.
Si tanta atención recibe desde el PP, ¿por qué no le han incluido en la Ley de Señas de identidad del pueblo valenciano?
Yo debería estar subvencionado [ríe]. Debería ser un BIC, un Bien de Interés Cultural. Yo voy por ahí, por Catalunya, y hago mucha broma pero al mismo tiempo doy a conocer a los personajes de aquí. Y el Barbaritats valencianes! podría estar en la escuela en el currículum de alguna asignatura porque está muy bien documentado, es historia de aquí. Es un libro didáctico.
Rus llegó a decir que no le dejaba actuar en Xàtiva porque su madre no quería.
[Ríe] Ese razonamiento lo dio una temporada, aunque era por cuestiones políticas o por la Iglesia. Pero se debe decir claramente: la censura existe y se practica o bien de forma directa, o bien de forma velada. Y ya está.
pa plorar.