En Alcoy hay tres maneras de hacer las cosas: bien, mal y a lo Manroi. La pregunta es obvia e inevitable: ¿en qué puñetas consiste hacer una cosa a lo Manroi?. En primer lugar, hay que subrayar que esta construcción gramatical (cuyo uso se está perdiendo entre las generaciones más jóvenes) sirve para describir un particular estilo de abordar las diferentes acciones que una persona normal efectúa a lo largo del día. Hacer una cosa a lo Manroi es sinónimo de chapuza, de tarea efectuada con desgana y con la irrefrenable intención de sacársela de encima en dos patadas.
El que hace las cosas a lo Manroi no se preocupa de los detalles y mucho menos de los resultados. La gente despistada sale a la calle vestida a lo Manroi haciendo combinaciones imposibles de prendas y de colores; los mecánicos Manroi dejan los coches hechos polvo a base de hacer reparaciones chapuceras que sólo aguantan unas horas; un tipo hambriento y solitario llega a su casa a las once de la noche y se hace una cena a lo Manroi, a base de atún de lata y de un tomate pansit que le quedaba en la nevera; hay alcaldes que han pasado a la historia por utilizar el sistema Manroi en sus más destacadas obras públicas, llenando de goteras salas subterráneas e inaugurando puentes curvados que marean a los transeúntes y así, sucesivamente hasta abarcar cualquier faceta de la actividad humana.
No está claro el origen de esta singular fórmula alcoyana para designar el trabajo mal hecho. Existe una coincidencia general en que el término puede proceder del apellido inglés Monroe (pronúnciese monrou o manrou), deformado hasta convertirse en el conocido Manroi. Dicen los historiadores que el dicho pudo ser originado por la traumática visita a Alcoy -a mediados del siglo XIX- de un súbdito británico llamado Michael Monroe, que ejercía de experto en maquinarias textiles, pero que en realidad era un timador sin escrúpulos. Este malévolo hijo de la Gran Bretaña cobró suculentos estipendios por asesorar a incautos fabricantes alcoyanos y al final se largó con una pequeña fortuna y dejando un rastro de ruina y telares averiados.