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Diccionari de butxaca
Donar més quefer que una onça de cucs
Aunque de entrada parece la comparación más adecuada para definir la hiperactividad infantil, hay que analizarla con atención
Fernando Lázaro El Carreter - 07/04/2021
Donar més quefer que una onça de cucs

Uno de los apartados más creativos del lenguaje alcoyano es aquel que recoge las lamentaciones que las abuelas dedican a sus nietos o, mejor dicho, a la febril actividad que desarrollan sus nietos mientras están a su cargo. Es decir, todo el día.

Expresiones como: “dónes més quefer que un porc solt” que aparte de queja también es una manifestación del carácter inquieto y perspicaz de estos animales; “dónes la Ceca, la Meca i la Vall de Gallinera”, que aunque en principio pueda parecer una frase absurda contiene referencias a nuestro pasado árabe de gran valor histórico; o “dónes per la regateta” que es una manera elegante de decir “dónes més pel cul que una jaqueta llarga”, en referencia a las chaquetas de doble abertura que a poco que se mueva el portador golpean sus nalgas.

Pero entre todas ellas hay una que destaca por su antigüedad y arraigo popular: “dónes més quefer que una onça de cucs”. Una frase que de entrada parece la comparación más adecuada para la hiperactividad infantil ya que con solo mencionarla aparece en nuestra mente la imagen de un saco lleno de gusanos moviéndose sin parar. Pero ¿es realmente así?

Analicémosla detenidamente. Empecemos por onça. ¿Cuánto pesa una onça? Pues, una onça,  según el Diccionari Català-Valencià Balear, equivale a la doceava parte de una libra. O sea, que si una libra son 400 gr la doceava parte vendrían a ser 33,33 gr, gramo arriba gramo abajo.

Y ahora despejemos la siguiente incógnita de la ecuación. ¿Cuánto pesa un cuc, un gusano? Pues si dejamos aparte la excepcionalidad del gusano cordón de bota que mide 55 metros y que debe pesar algún kilo que otro; un gusano común adulto, como el gusano de seda, suele pesar 5 gr. por lo que en una onça cabrían, aproximadamente, entre seis y siete gusanos.

CONCLUSIÓN. Por inquietos que sean els cucs en cuestión, coincidiremos en que media docena de gusanos no dan para crear esa imagen de agitación y nerviosismo que históricamente han intentado las abuelas introducir en el inconsciente colectivo de sus nietos.  Ni aunque los anélidos tuvieran el baile de San Vito. Se trata pues de una exageración. Pero… ¿con qué fin? ¿Es por la propia naturaleza desmesurada de les iaies? o ¿Exacerban las cualidades motoras de sus nietos como un grito de auxilio con el que remover las conciencias de sus hijos naturales o políticos para que les retiren los nietos?

Solo el cielo lo sabe.

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