Empindongat-ada es un adjetivo de origen valenciano y de uso exclusivo en el territorio que va de Vinaros a Biar que hace referencia a aquellas personas que van muy mudadas o excesivamente arregladas. Las que van hechas un pincel, vamos. Ejemplo: ‘Una señora muy empindongada’. Que traducido al alcoyano neutro vendría a, ser más o menos, ‘Una dona que pareix coseta’.
Curiosamente en la ciudad de los puentes (no se sabe por qué) el adjetivo ha perdido su significado de emperifollarse y ha adoptado el del castellano respingón, refiriéndose a toda aquella parte del cuerpo que se levanta hacia arriba, especialmente el trasero (té un cul empindongat) aunque también para todo aquello que debería caer pero no cae: un nas empindongat, un pit empindongat (no confundir con pito empindogat que, en ese caso, estaríamos hablando de otra cosa), etc.
¿Cómo se llega de empindongat a respingón? Probablemente porque ambas palabras tienen un origen común en las palabras pingo o pindongo. Palabras que se refieren al varón o hembra que lleva una vida irregular o inmoral. Lo que por el conocido efecto de la metonimia inversa acabaría refiriéndose a determinadas partes del cuerpo de dichas personas que van contracorriente, es decir que suben cuando lo lógico es que cayeran debido a la ley de la gravedad.
En el caso de la frase popular ‘vius millor que el macho pindongo’ no queda claro si el macho tenía alguna parte respingona o si pegaba la gran vida, precisamente, debido a esa parte respingona. También se desconoce si dicho macho era varón o semoviente, hijo de yegua y burro.
NOTA IMPORTANTE. Si escucha en México hablar de un trasero respingón atento que en esa parte del mundo respingón significa protestón. Y ya saben la única manera que un culo tiene de protestar.