Una de las expresiones más curiosas del idioma alcoyano (lengua co-oficial de la ciudad de Alcoy junto con el castellano, el ibero, el catalán, el valenciano, el mallorquín oriental y el zaplanés) es la palabra pacavall. Pues puede utilizarse indistintamente como palabra suelta ‘pacavall’ o como frase ‘paca vall’ aunque en ambos casos manteniendo el mismo significado.
¿Qué significado? Esa es una buena pregunta de difícil respuesta ya que se trata de uno de los enigmas – otro – que durante siglos ha llevado de cabeza a lingüistas, semióticos, semánticos y cabos batidores de la ciudad. Durante mucho tiempo se pensó que ‘pacavall’ era la manera local de definir cualquier semoviente equino que estaba en proceso de convertirse en caballo de primer bocado (pa cavall) ya fuera un embrión, potro o el mismo centauro Quirón.
Posteriormente arqueólogos del Centro de Altos Estudios Alcoyanos ‘Avant L’entrà’, a partir de unas tablillas que encontraron tiradas por el Ecoparc, especularon con la posibilidad de que podría tratarse de una expresión o arenga utilizada por los jefes o primers trons de los pobladores de estas tierras, los neandertales del chorro del Salt, los iberos de la Serreta o más probablemente los árabes de Barxell que al ver los fértiles valles que se extendían a sus pies alentarían a sus congéneres con el grito ‘pacavall’. Que de forma resumida vendría a significar: ‘Corramos hacia el valle en el que se adivina prosperidad donde fluyen ríos de leche y miel (y vino que no embriaga) y donde abundan también las huríes perpetuamente vírgenes’
Esta teoría fue rebatida, en los años sesenta, por el vicario episcopal de la Zona Norte quien declaró que ‘Paca Vall’, ‘Paca Valls’ o ‘Paqui Valls’ era la forma cariñosa con la que los creyentes alcoyanos se dirigían a la sierva de Dios María Francisca de las Llagas de Jesús Martí Valls, clarisa de la Divina Providencia, que murió en olor de santidad y a la que durante su vida se le atribuyeron dones de profecía, milagros y algunas curaciones.
Más recientemente, a finales del siglo pasado, el profesor Alan Brito Delgado planteó la posibilidad de que se tratara de una vulgarización de la locución catalana ‘cap avall’ que a su vez habría sufrido una metátesis quedando convertida en ‘pac avall’. Teoría que fue rechazada por la comunidad científica alcoyana debido a su sencillez. Con posterioridad el profesor Brito postuló una nueva teoría en la que apuntaba que podría tratarse de una expresión surgida en una dinà de filà, cuando un grupo de festeros palominos expresando su deseo de probar calçots exclamó al unísono: ‘Nemon capavall’. (Vayamos hacia Valls en la comarca de l’Alt Camp en Tarragona). El profesor recibió la medalla de oro de la ciudad.