Aunque la palabra sapalastre bien podría referirse a un sastre que zapa (sapa en valenciano) o excava. No se sabe a ciencia cierta qué. O quizá a la hembra del sapo (sapa) que carga con un peso excesivo para que al soltarlo gane en agilidad y ligereza, en realidad sapalastre es la palabra que utilizan las hembras alcoyanas para referirse a sus descendientes, ascendientes o cónyuges, de sexo masculino, cuando van desaseados, andrajosos, desaliñados o rotos.
La palabra, como acostumbra a suceder con la lengua alcoyana, es el resultado de un amachambramiento entre el adjetivo catalán sapastre (bruto, grosero, que hace las cosas mal o sin cuidado) y el castellano zarrapastroso (que presenta un aspecto poco aseado y viste con ropa sucia, rota o vieja) y que juntas vienen a definir a un sujeto cuya apariencia oscila entre el señor Barragán, en el mejor de los casos, y un zombi feo y putrefacto.
El adjetivo, que únicamente tiene género masculino (no hay mujeres sapalastras), puede tener carácter permanente o de identidad (ets un sapalastre) o temporal (vas fet un sapalastre’ o ‘estàs fet un sapalastre’) En este último caso, si además de estár hecho un sapalastre el individuo en cuestión está muerto el adjetivo perdería su carácter temporal pasando a definir un estado permanente (ver The walking dead).
NOTA ETIMOLOGICA DE INTERÉS (o puede que no tanto). La palabra sapastre y su versión floreada sapalastre, derivan de la palabra sapo de origen incierto pero muy antiguo, tal vez prerromano, que pudo llegar al catalán a través de los pastores vascos del Pirineo y al alcoyano a través de los ciudadanos ibero vascos que, como todo el mundo sabe, hablaban valenciano.