11-09-20
Querido diario.
Hoy ha sido uno de los días más duros de mi vida. Mi cuerpo ha amanecido con unas sensaciones negativas. Tenía el presentimiento de que algo iba a ir mal.
Cuando volví del colegio, el tono de llamada del móvil de mi madre interrumpió la conversación durante la comida. Era la médica. Tras unos interminables minutos mi madre colgó. Se sentó en el suelo y se echó a llorar. El análisis que me hicieron no tuvo buenos resultados: cáncer. Mi cuerpo no lo podía creer y yo no era capaz de asimilarlo. Abracé a mi madre y noté las lágrimas caer sobre mis mejillas.
29-09-20
Querido diario
Sé que hace mucho que no escribo por aquí. Pero es que no he tenido la suficiente fuerza para hacerlo. Los días han pasado y nada sigue igual. El ambiente en casa es muy frío y triste. Todos me dicen que todo saldrá bien pero ni siquiera lo he asimilado…
No me siento bien, me levanto por las mañanas y nada me anima ¿Para qué me levanto? No sé cómo acabará mi historia, lo que sí que sé es que no me lo merecía, no es justo. Una adolescente de 16 años, feliz, con la vida por delante. Y desde que ese tono…
11-10-20
Querido diario
En los últimos meses casi nada ha cambiado: Solo mi actitud. Aquel domingo me levanté con la esperanza de cambiar las cosas. Llegué a la conclusión de que esta situación, desgraciadamente, me había tocado vivirla a mí, y tenía dos caminos a elegir: el negativo, en el que me deprimía y mi vida carecía de sentido. O el de la esperanza, en el que cabía una pequeña posibilidad de sonreír y darme una nueva oportunidad a mí misma.
Merecía darme la oportunidad de ser feliz. Merecía volver a sonreír.
Pasaban los días y mi vida dio un giro repentino. Sonreía. Luchaba. Me sentía capaz de conseguirlo.
Y ahí entró el papel fundamental de mi familia en esta historia. Todo cambió cuando mi prima María me dio una sorpresa y vino una calurosa tarde a mi casa. Ella me planteó la siguiente pregunta: “Ya que la vida te ha puesto en esta situación ¿Por qué no la aprovechas?” Al caer la noche, María se fue y me quedé tumbada mirando las estrellas. ¿Podía sacar algo positivo? Pues sí, tras esos días empecé a valorar los detalles que antes no valoraba. Una simple video llamada, hornear unas galletas o almorzar en la terraza…
7-01-21
Supongo que debo hacer esto.
La esperanza de la familia iba desapareciendo; pero, Sara nunca llegó a perderla, incluso nos animaba y aseguraba que todo saldría bien.
Todo acabó aquel viernes de enero. Nos informaron de que no había remedio, no se podía hacer nada más. Entré corriendo a la habitación y la encontré llorando.
Esas últimas horas fueron las más tristes de mi vida; pero, en aquellas empecé a valorar lo mucho que quería a mi prima. Todo lo que me había enseñado: a ser fuerte, valiente, a no rendirme y a estar al lado de las personas siempre.
Y supongo que esto es una despedida, así que, Sara quiero que sepas que cada noche buscaré en el cielo tu estrella para que, al igual que tú, encuentre en ella la esperanza y fuerza para levantarme cada día sabiendo que tu mensaje de buenos días no estará en mi bandeja de notificaciones.
Te esperaré siempre. Tu prima, María.