Alissia escribe, cose, canta y cuenta.
Es una narradora que no sólo se expresa con palabras y sobre el papel, sino que también hilvana y teje su relato con las manos y sobre la tela en el bastidor. Convierte el hilo narrativo de lo contado en hilo físico para transmutar el dibujo en trazo cosido, para coser el collage reutilizado al lienzo y tejer, con estos recursos plásticos, un relato en femenino.
Si la escritura entrelaza palabras para tejer una historia, Alissia cose imágenes para contar un relato de reivindicación femenina. Genera una simbiosis entre narrar y coser para reivindicar la feminidad y lo hace inspirándose en las mujeres francesas que, como la ninfa Calipso o la diosa Circe de la mitología griega, mientras cantaban historias de protagonistas femeninas las tejían y cuyos cantos acabaron generando las llamadas ‘chansons de toile’ – canciones de tela- piezas destacadas de la poesía lírica francesa de los siglos XII-XIII.
Alissia mira, así, al pasado para reivindicar lo femenino, para rescatar del olvido el papel de la mujer en la historia oculto en una historia escrita por hombres recuperando la memoria y los referentes históricos femeninos. Y, además, en su proceso creador reivindica y revaloriza como ámbito creativo lo que la creadora feminista Miriam Shapiro denominó ‘feminajes’: los recursos materiales (hilos y telas), las actividades (hilar, hilvanar, coser y remendar) y los temas (decorativos y florales) prototípicamente femeninos.
Siguiendo el hilo de la reivindicación feminista, Alissia se adentra, con el ojo surrealista, en el inconsciente colectivo para encontrar y recopilar los arquetipos de negatividad asociados, desde tiempos ancestrales, a la feminidad. Unos arquetipos negativos que se manifiestan en la mitología tanto grecorromana (Sirenas, Esfinges, Quimeras, Moiras, Greas, Caribdis, Erinias, Escilas, Lamias, Gorgona, Arpías, Furias, Parcas) como nórdica (Hel, Nornas, Morrigan) y sudamericana (Vagina Dentata) y que convierten lo femenino en algo monstruoso. Una monstruosidad, deformidad o anormalidad que se manifiesta frecuentemente mediante la hibridación con lo animal, que hace visual la depravación, la inferioridad y la maldad de lo femenino y en la que se concentran todos los miedos y enigmas masculinos respecto a la feminidad.
Unos arquetipos de la negatividad femenina que perviven a lo largo de la historia reinterpretándose. De ellos nace la bruja medieval que puede ser entendida como una reelaboración, fusión o hibridación de varios iconos negativos de lo femenino nacidos en la mitología grecorromana como Circe o las Moiras y a la que nos alude el formato del bestiario usado por Alissia. O la ‘femme fatale’, la mujer que con su belleza provoca la perdición o la desesperación masculina, desarrollada plásticamente por el prerrafaelita Dante Gabriel Rosseti, el esteticista Aubrey Beardsley, el simbolista Gustave Moureau, el postimpresionista Edward Munch o el modernista Gustav Klimt.
Con la monstruosidad femenina de origen mitológico como fuente de inspiración, Alissia genera, a usanza medieval, un bestiario de seres imaginarios aglutinados en torno a la sirena y la vagina dentada. Hibrida con la sirena el resto de iconografías de la negatividad femenina y de esta hibridación surrealizante nace, con un uso del collage que recuerda a Max Ernst, todo un universo grotesco femenino, que seduce y embriaga visualmente y que esconde, tras la visualidad, una reflexión conceptual de deconstrucción de la feminidad negativa.
Alissia pretende deconstruir los arquetipos negativos de la feminidad y su pervivencia, desenmascarar su falsedad y su engaño, evidenciar que sólo son un ‘canto de sirena’. Denuncia así la deslegitimación que ha padecido y padece la mujer y busca liberarla del encierro en los arquetipos negativos a los que has sido sometida históricamente, sacarla de la jaula, del cajón o del baúl de la negatividad y la monstruosidad para empoderarla. Y no sólo deconstruye la monstruosidad femenina arquetípica sino que la subvierte positivizándola, trastornando el monstruo en icono feminista, convirtiendo la iconografía femenina de lo negativo en paradigma de aquello que en su origen pretendía rechazar. Sigue el ello el camino de un nuevo feminismo estético iniciado por Kiki Smith, Leonora Carrigton y Remedios Varo.
Y en este proceso de deconstrucción y subversión del rol negativo de la feminidad, se origina un nuevo feminismo que ya no se centra en la reivindicación sexual y en la oposición masculino/femenino, sino que va más allá. Un nuevo feminismo que considera el género como una categoría construida socioculturalmente, como una categoría no fija e inmutable sino sometida a un constante proceso de resignificación, como algo performativo y, por tanto, cambiante y redefinible. Un feminismo que aplica el proceso de deconstrucción ya no sólo a los arquetipos históricos negativos de lo femenino sino también al propio concepto de género para afirmar la necesidad de desarrollar una identidad sexual más amplia que celebre las diferencias y la diversidad.
Desde este nuevo concepto de feminismo, Alissia positiviza el arquetipo histórico femenino negativo al dotarlo de cotidianeidad, al aplicarle la ironía, al representarlo externamente con rostros inocentes o temerosos, que recuerdan a Odilon Redon, y anatomía florida, que parece homenajear a Arcimboldo, o al abrirlo en canal, mediante el collage, para que el espectador contemple y constate que, por dentro, tod@s somos iguales, que la diferencia nos enriquece y que el género no es más que un estereotipo social a redefinir.
Como si fuese una de las Moiras griegas, de las Parcas romanas o de las Nornas nórdicas, Alissia teje con sus hilos visuales y narrativos un nuevo destino, defiende y escribe un nuevo futuro donde el genero no condicione las relaciones humanas, donde los estereotipos sexuales queden relegados y el afecto y la querencia no entiendan de barreras físicas. Todo ello es lo que escribe, cose, canta y cuenta Alissia en sus canciones de tela y no es poco…
Joel García Pérez es Historiador del Arte y Profesor de l’EASD Alcoi