Gabriel José de la Concordia García Márquez, más conocido como Gabriel García Márquez o por su apócope ‘Gabo’, nació en la ciudad colombiana de Aracataca un 6 de Marzo de 1927 y falleció el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México. A lo largo de sus 87 años de vida dejó instaurada una fuerte marca literaria en el ámbito de la novela y el periodismo siendo el máximo exponente del Realismo Mágico. Su carrera como escritor tocó el cielo al recibir el premio Nobel de literatura en el año 1982.
El término Realismo Mágico apareció en la tercera década del siglo XX y fue considerado por el crítico alemán Franz Roh como un estilo o movimiento de las bellas artes. Más tarde, en 1947, fue introducido a la literatura hispanoamericana por el escritor Arturo Uslar Pietri en su ensayo El cuento venezolano.
La definición más acertada para este movimiento literario la encuentro en una edición crítica de la novela Cien años de Soledad (1967): “El realismo mágico es una corriente literaria cuyos rasgos principales son la desgarradura de la realidad por una acción fantástica descrita de un modo realista dentro de la narrativa”. Es decir, esta corriente supera la imaginación del lector sin desprenderlo de su cultura, tradición, educación, así como de memorias de sus antepasados y de la vida misma. Podemos mencionar a Isabell Allende, Mario Vargas Llosa, Horacio Quiroga, Miguel Ángel Asturias, Carlos Fuentes, Jorge Amado… Pero debemos destacar a Gabriel García Márquez.
En un libro de ‘Gabo’ la sangre puede atravesar diversas calles arriba y abajo, así como bajar y subir escaleras. Además, tal y como el propio escritor afirmó en una entrevista en el año 1973 ‘El surrealismo proviene de América latina’. El escritor estaba influenciado por las historias que contaba su abuela “Ella contaba cosas que sonaban sobrenaturales y fantásticas. Pero con total naturalidad. Lo más importante era la expresión que tenía en su rostro. En intentos anteriores de escribir Cien años de soledad he intentado contar la historia sin creer en ella. Descubrí que lo que tenía que hacer era creer en ellas. Pero, más importante, escribirlas con la misma expresión con la que mi abuela las contaba: ‘con cara de ladrillo’, como decía ella misma’. Por tanto, la cara de ladrillo junto a la alfombra mágica, es decir, lo real junto a lo fantástico hacen que la literatura de García Márquez esté llena de vida y emoción.
Todo en la obra de Gabriel García Márquez posee una línea que marca la fantasía y la realidad, pero es una línea tan bien cuidada que cuesta trabajo diferenciarla. Todas sus obras la poseen: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961), La mala hora (1962), Los funerales de la mamá grande (1962), Cien años de soledad (1967), Relato de un náufrago (1970), La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada(1970), El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994) y Memoria de mis putas tristes (2004).
La abundante producción novelística impresiona y no solo por la cantidad, sino por la calidad que poseen todas y cada una de las novelas. El tacto con que son tratados todos los temas principales y secundarios así como las descripciones ambientales y el dinamismo lingüístico, convierten a Gabriel García Márquez en uno de los escritores más leído en lengua hispana.
Leer a ‘Gabo’ permite empaparse de la cultura, costumbres y formas de expresión propias de Latinoamérica, pero de una forma especial y cuidada. Nos acerca a una realidad política y social mezclada con fantasía sutil cuyos engranajes permiten al lector entrar en las historias y situaciones novedosas a la vez que cotidianas.
Leer a ‘Gabo’ es ver la vida de una forma amarga donde el amor puede curarlo todo, incluido el cólera.
Excelente forma de opinar acerca de la obra de Gabriel