Moisès Gil,Cocentaina, 1963

Desde temprana edad está ligado y vive la escultura de la mano de su padre, el también escultor José Gil. Consolidada la base pasa por la formación académica en la Escuela de Artes y Oficios de Alcoy y de Valencia para, posteriormente, licenciarse en Bellas Artes en la Facultat de San Carles, UPV, doctorándose unos años después por la misma Universidad en la que desempeña labores docentes y de investigación, como Catedràtic d’Universitat de Metodologies Projectuals y Escultura Sustractiva.

Su obra se puede ver en Museos de España, Alemania y Estados Unidos. Ha recibido 18 premios de escultura internacionales y otros nacionales. En cuanto a exposiciones, ha realizado más de cincuenta individuales en ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Valencia, así como en Florencia, Bolonia, Colonia, Düsseldorf, Karlsruhe, Bruselas, Innsbruck, Mérida de Yucatán, Beijing, Shanghái, Seúl, etc.

Moisés Gil incita a romper con la abstracción y el conformismo en favor de una postura activa que muestra la dependencia social del ser humano en nuestros difíciles tiempos. Así, se compromete con la realidad en la que viven las personas en el complejo contexto contemporáneo.

ATROCITATS LEGALS
La escultura de Moisès Gil se basa en el compromiso y la solidaridad. Observa a su alrededor y vive las crisis y devenires del ser humano; con su trabajo quiere mostrar su particular forma de activismo y adhesión y, como artista, muestra la responsabilidad para expresar las vicisitudes y contrariedades que conlleva el momento actual que padecemos. Con estas propuestas artísticas, nos invita a reflexionar sobre nuestro mundo, de manera rebelde y positiva.

En esta experiencia artística que se presenta “ATROCITATS LEGALS”, Moisés Gil nos muestra aquello que más le suscita cariño, pureza y fragilidad, realidad íntima y emotiva con la que se identifica el autor:

“–… son lo más querido por todos, son nuestro futuro, el futuro de las sociedades contemporáneas, debemos cuidarlos, mimarlos y formarlos. Es el bien más preciado que poseemos y un valor a fomentar, se merecen todas nuestras atenciones, consideraciones y, sobre todo, todo nuestro cariño. –”

Vivimos un permanente contexto bélico: actualmente existen cincuenta y seis guerras activas en el mundo que involucran a noventa y dos países, según el estudio sobre la paz global del Institute for Economics and Peace. Los niños y niñas son las primeras víctimas de la guerra, pues cuatrocientos sesenta millones de niños viven en países afectados por conflictos violentos.

En el mejor de los casos, muchos niños son desplazados forzosos, a veces huérfanos o niños no acompañados. Además, estas inocentes criaturas son especialmente vulnerables al abuso, la explotación y la trata, por parte de adultos violentos y sin conciencia. Entre 2005 y 2022 se verificaron más de ciento veinte mil casos de niños y niñas muertos o mutilados en conflictos armados y más de ciento cinco mil de niños reclutados, los denominados niños soldados.

Ante estos datos no nos podemos quedar impasibles y debemos reaccionar aportando nuestro pequeño grano de arena. Moisés Gil se rebela ante esta situación y responde incitando a la rebelión frente a la enorme impotencia que provoca ver a niños y niñas enclavados en alguno de estos conflictos, al observar cómo su futuro desaparece y se disuelve mientras ellos permanecen ajenos, pero sí los más perjudicados.

Mediante el lenguaje no verbal, el artista provoca de manera directa al espectador mediante la experiencia sensitiva, capaz de desencadenar una serie de reflexiones y actitudes, de manera que no sea posible quedar insensible o indiferente, y haciendo que se sea copartícipe de la obra.

Se puede observar el tratamiento general de la puesta en escena del trabajo “ATROCITATS LEGALS” en un contexto oscuro como metáfora del futuro: gris e incierto, donde en el centro se alza una representación figurativa de un niño sobredimensionado, de dos metros y medio de altura, con el fin de darle la máxima importancia y relevancia y, cual caballo de Troya, alberga y aglutina a todos esos niños de esperanza perdida. El niño mira con desasosiego la línea de velas que representan las almas de los compañeros, de sus compañeros, a los que ya se les ha cortado para siempre la proyección de vida, de futuro. No queda nada, solo el recuerdo, la memoria, con el fin de evitar más asesinatos innecesarios de menores inocentes.

Se introducen aquí los objetos, con profundo sentido de literalidad referencial a la muerte: el trabajo manual del escultor con la creación de la escultura, de textura ruda, que basa su esencia en el sufrimiento del menor y se complementa con el audio y la imagen en movimiento. Se proyectan tres videos, uno de ellos muestra las atrocidades y los resultados de la guerra, de los bombardeos y de los combates cuerpo a cuerpo por calles, extrapolables a cualquier ciudad, incluso la nuestra. Este vídeo muestra la causa, el efecto se presenta en dos videos de niños y niñas en situaciones totalmente contrapuestas, para comparar las enormes diferencias entre los contextos de guerra y de paz, y las consecuencias que, en cada caso, afectan a los niños y niñas.

En esta experiencia artística se pretende sensibilizar aún más, si cabe, al espectador, así como comunicarle un claro y directo mensaje de disconformidad e impotencia ante el que no debemos quedarnos impasibles. Actuemos ante las injusticias. Los inocentes no son el objetivo. Paremos las guerras.