Viven el tiempo con el placer del que se sabe libre. Pasaron las aduanas cotidianas. Guardaron el reloj en el cajón de la memoria y se sumaron al silencio de los minutos sin retorno.
Esta exposición es algo más que una muestra de pintura y manualidades, es una muestra del alma en carne viva. Personas que retomaron vocaciones que la imposición de vivir truncó. Personas que dejaron de lado la devoción por el imperativo legal de la obligación y que, andando el tiempo, encontraron ese lápiz de color o esa artesanía que habían dejado languidecer en la esquina donde da la vuelta el aire.
Esta exposición trata sobre la voluntad férrea de encontrarse con el tiempo perdido. El resultado de la pasión de gente que descubrió poco antes de enfrentarse al vértigo de vivir, que debajo de un lápiz o una porcelana estaba el universo inaprensible de los sueños.
No, querido espectador. Usted no sólo está contemplando una exposición. Usted está mirando un paraíso recobrado. Pase y disfrute de este tiempo encontrado, de este silencio intuido.