Alcoy vivía ayer un día histórico, en el que se escribía el principio del fin de una de las peores polémicas de los últimos años. El gobierno municipal, la Colla Ecologista La Carrasca y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana alcanzaban un principio de acuerdo sobre el diseño definitivo de la Rosaleda, que en cuestión de meses se convertirá en una pirámide ajardinada de 50 metros de altura.

Se trata de una solución salomónica, que permite mantener el metraje de zona verde del antiguo parque, sin suprimir plazas del aparcamiento. Incluso, se consiguen dos plantas más, en las que el Grupo Ortiz prevé instalar un centro comercial. El diseño se inspira en el modelo de los Jardines Colgantes de Babilonia. A este respecto, el concejal de Urbanismo dijo que “si cuatro mesopotámicos de mierda pudieron hacerlo, los alcoyanos no vamos a ser menos”.

Para que la jornada fuera completa, hay que señalar que también se logró ayer un acuerdo en torno a las responsabilidades patrimoniales de los 13 concejales que aprobaron el proyecto. Este grupo de ediles ha aceptado asumir las tareas de mantenimiento y de jardinería del parque durante los próximos diez años, a cambio de que se paralicen las acciones judiciales contra ellos. Uno de los componentes del grupo ha señalado a este respecto “estamos dispuestos a hacer cualquier cosa -hasta tirar de rastrillo y de tijeras de podar- antes de rascarnos los bolsillos”. La intervención gratuita de esta inesperada brigadilla de concejales le permitirá un considerable ahorro al Ayuntamiento.