El Ministerio de Sanidad se plantea la posibilidad de exigir el uso de mascarilla cada vez que en una conversación entre dos o más personas se hable de la vacuna Pzifer. El objetivo de esta drástica decisión es evitar el masivo lanzamiento de “perdigons” de saliva (técnicamente aerosoles) y el consiguiente contagio de covid que provoca el uso insistente de esta palabra, que contiene tres de las letras más perdigoneras del alfabeto: la pe, la zeta y la efe.
Las autoridades justifican esta insólita medida en un estudio que revelaba un número muy elevado de contagios entre los componentes de núcleos familiares en los que se hacían largas conversaciones sobre la vacuna Pzifer y sobre las características de esta multinacional farmacéutica. Posteriormente, se comprobó que en las familias que conversaban sobre la Astrazeneca no se producía esta situación negativa.
En este estudio detallado se llega a una conclusión alarmante: una persona normal lanza por la boca una media de 347 “perdigons” cada vez que pronuncia la palabra Pzifer. Estos microscópicos proyectiles de saliva pueden recorrer una distancia media de 50 metros sin caer al suelo, lo que hace que los riesgos de contagio sean muy altos en núcleos familiares.
Hay que subrayar que el Instituto de Lingüística Sanitaria detectó otro caso alarmante de contagio del coronavirus por “perdigons”. Se trata de una familia de la localidad murciana del Cabezo de Torres en la que la madre y la hija se llamaban Azofaifa, mientras que el hermano pequeño respondía al cariñoso nombre de Fefe.