Una brillante operación policial, en la que han participado efectivos de Interpol y de la Guardia Civil, ha permitido localizar en una isla del Caribe a los 732 alcoyanos que se cayeron del último padrón municipal. Al parecer, se trata de una banda organizada, que planeó con todo detalle su fuga de la ciudad aprovechando un despiste de las fuerzas de seguridad durante las fiestas de Moros y Cristianos del año pasado. El alcalde, que ha calificado de “auténticos sinvergüenzas” a los componentes de este grupo, ya está gestionando su extradición con el Ministerio de Asuntos Exteriores y ha declarado que “de aquí, no se escapa ni Dios”.
Los 732 alcoyanos se habían refugiado en la paradisiaca isla de Santa Anita y dedicaban su tiempo a la ingesta masiva de daikiris, a la pesca del pez espada, a tomar el sol y a participar en desenfrenados fiestones nocturnos. El cabecilla de la banda, Jordiet M.G., justificó la fuga masiva con duras críticas contra Alcoy, afirmando que “estábamos absolutamente hartos de vueltas a los puentes, de pericana y de leer noticias sobre la Canal”. Uno de los miembros del grupo declaró que “estábamos pensando en montar una filà, pero los músicos de aquí sólo saben tocar merengues, así que al final, hemos montado una liga de fútbol sala”.
El alcalde de Alcoy ha manifestado su satisfacción por el resultado de esta operación policial y confía en que tras su detención, estos 732 individuos sean enviados pronto de regreso a Alcoy. Por su parte, el PP ha acusado a estos indeseables de “falta de patriotismo” y ha pedido que se les castigue con trabajos comunitarios patrióticos, como: repartir botijos a las seis de la mañana el día de Els Xiulitets, arrastrar bombos todas las noches de filaetes o recoger mierda de camello durante las próximas cuatro cabalgatas de reyes.
Ale