Las listas de espera y el retraso de las consultas en el Área de Salud se han convertido en una auténtica pesadilla. La situación ha llegado a tales límites, que el pasado jueves acudió a la consulta del Niño Sano un hombre hecho y derecho, de 50 años de edad, cuya revisión estaba inicialmente prevista para 1974 y que a causa de la falta de personal se fue aplazando durante más de cuatro décadas. Cumpliendo los protocolos de este servicio sanitario infantil, el afectado, que responde al nombre de José Joaquín Sabata Anduix, acudió a la consulta pediátrica acompañado de su madre; una anciana venerable de 85 años, que tras quejarse por el retraso en la atención a “su niño” pidió que “ya que están, le podrían mirar la próstata, porque el chaval se levanta muchas veces a orinar por las noches”. Esta petición fue descartada, remitiéndose al paciente a la sección de Urología, que confía en atenderlo en un mínimo de diez años.
La historia de José Joaquín Sabata ha conmocionado a toda la opinión pública alcoyana. Según informó la madre del paciente, “el niño fue a la primera cita con 2 años de edad, pero la segunda se fue retrasando y con el tiempo nos olvidamos del asunto”. La madre de Sabata añadió que “la semana pasada nos llegó la citación. Mi hijo no quería venir, porque le daba vergüenza; pero yo soy muy cumplidora y le obligué a presentarse. Con las cosas de la salud no se juega”. Hay que señalar que José Joaquín Sabata es un hombre sano como un roble y que a lo largo de todos estos años no ha necesitado atención médica ninguna, salvo por un esguince que se hizo en un partido de fútbol sala.
No es ésta la única situación dramática que han provocado las listas de espera en el Área de Salud de Alcoy. Hace dos semanas, un hombre que tenía que ser operado de un padrastro infectado en un dedo en la unidad de cirugía sin ingreso acudió a la cita con un garfio en vez de mano, que le había colocado un amigo suyo que se dedica a la metalurgia ante el avance de la dolencia que se le fue extendiendo con el paso de los años a toda la extremidad. La intervención fue suspendida y los facultativos se limitaron a recomendarle que no se rascara el ojo con aquel objeto puntiagudo.