Nada más conocerse la noticia de que el plenario municipal aprobaba la subvención de 50.000 euros que irán destinados a colaborar en la adecuación de las instalaciones del cuartel de la Guardia Civil (lo cual propiciará a medio plazo el traslado de la capitanía actualmente en Ibi de nuevo a Alcoi) se desató la euforia colectiva entre la población.
No hubo ni una calle ni un barrio que no se sumara a la fiesta. En cuanto se hizo pública la buena nueva empezaron a sonar los petardos en las calles, se encendieron hogueras, se hicieron verbenas, la gente se hermanó para cenar unida y bailar toda la noche y Alcoi fue una fiesta celebrando el regreso de la benemérita al acuartelamiento de Juan Gil-Albert.
‘Es que la benemérita todavía tiene el poder de unir al pueblo, de hacer felices a miles de personas que, en estos tiempos tan complicados, no tienen otras alegrías que celebrar’ –declaró a este diario el cuñado de un vecino del concejal de interior, al tiempo que cerraba su intervención con un marcial ‘Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley’.
Un primo hermano por parte del concejal de cultura subrayó, en cambio, ‘la riqueza y variados modismos que la benemérita aporta al idioma castellano, por no hablar del profundo conocimiento sobre Faulkner que tienen algunos de los cabos del cuerpo’
Por su parte el alcalde de la ciudad, Antonio Francés, destacó que el regreso de la institución armada ‘es un paso más para que Alcoi vuelva a ser una ciudad importante’. ‘Por detrás y por delante’, añadió un portavoz de la oposición, que al cierre de esta edición, todavía no ha podido ser identificado.
Como anécdota cabe reseñar que tras los primeros minutos de euforia un nutrido grupo de entusiastas festeros al enterarse que la mencionada capitanía se refería a fuerzas del orden y no a huestes mahometanas o de la cruz abandonó la celebración al grito de ‘Collons, haver-ho dir-ho’ a lo que alguien respondió: ‘Haver-ho preguntar-ho’.