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La memoria
La conexión alcoyana del California Dream
Historia insólita sobre las apasionadas relaciones del cantautor David Crosby y el papel Bambú
Javier Llopis - 24/08/2015
La conexión alcoyana del California Dream
David Crosby, en plena juventud, dándose un homenaje

“David fumaba mucha hierba, y de la buena. Recuerdo cuando entraba al Trip, con el sombrero borsalino puesto y una caja entera de papeles de liar de la marca Bambú que no se encontraban en las tiendas y se dedicaba a repartirlos entre la gente”. Esta descripción de David Crosby -miembro de los emblemáticos Byrds, alma mater del supergrupo Crosby, Stills, Nassh & Young y eterno genio burlón del movimiento hippy californiano- retrata el ambiente de Los Ángeles en el año 1965 y aparece en una exhaustiva biografía sobre Neil Young publicada recientemente por el escritor Jimmy McDonough.

La presencia de la histórica marca alcoyana en los círculos roqueros del California Dream es, además de una anécdota jugosa, una confirmación de todas esas leyendas urbanas en las que se comentaba que la maltrecha industria papelera de Alcoy encontró una inesperada y masiva clientela entre las legiones de porristas que poblaban por aquel entonces la contracultura de Estados Unidos.

La imagen de un pope del rock repartiendo un producto alcoyano en medio de una de las salas musicales más cool de la escena californiana de los sesenta nos sitúa ante un pasado insólito. La industria papelera alcoyana, organizada en torno a Papeleras Reunidas, atravesaba entonces un momento difícil. La llegada de los cigarrillos liados manufacturados en paquetes había supuesto un duro golpe para el papel de liar, cuya marca más destacada era Bambú. En plena decadencia de este sector, el hipismo y la implantación de las drogas blandas suponen un extraño giro del destino. De repente, en Estados Unidos se dispara la demanda de los tradicionales librillos, que en España habían empezado a caer en desuso. El porro se convierte en un fugaz aliado de la economía alcoyana.

Cuenta una anécdota apócrifa, que un joven y exitoso empresario estadounidense hizo un enorme pedido de papel de fumar que suponía un balón de oxígeno para la industria papelera alcoyana. Cuando llegó el momento de firmar el contrato millonario, el cliente se presentó en el edificio central de Papeleras Reunidas, en la plaza Emilio Sala. El empresario en cuestión lucía largas melenas, una barba poblada y un atuendo típicamente hippy. Su aspecto cochambroso y su desconocimiento del castellano hicieron que los conserjes de la empresa (acostumbrados a tratar con gente de traje y corbata) le negaran la entrada a las oficinas y lo echaran del recinto con cajas destempladas. Esta confusión fue detectada por los directivos de la firma papelera, que salieron alarmados a la calle, localizando al comprador tras una rápida búsqueda por el casco antiguo, pidiéndole disculpas y cerrando finalmente el jugoso acuerdo económico. Hacia Estados Unidos salieron de inmediato miles de librillos alcoyanos de papel de fumar, entre los que se incluía la marca clásica Bambú y otros con diseños coloristas y psicodélicos.

Con el paso del tiempo, la industria papelera alcoyana se ha convertido en historia y ya sólo forma parte del recuerdo. Por su parte, el incombustible David Crosby ha seguido dando guerra sobre los escenarios acompañado por sus inseparables Graham Nash y Stephen Stills y emocionando a los espectadores nostálgicos con sus maravillosas armonías vocales. A sus 74 años paga el peaje de una larga vida de sexo, droga y rock and roll: ha sido sometido a una complicada operación de corazón, a un trasplante de hígado, sufre hepatitis C y también está aquejado de diabetes. A los que pudimos disfrutar de su última actuación en Barcelona, en el año 2013, nos quedó muy claro que ninguna de estas dolencias le había restado ni un ápice de su bigotudo carisma musical. Los viejos roqueros (incluidos los que se trajinaban canutos hechos con papel Bambú) nunca mueren.

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