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La memoria
Ray Davies y Camilo Sesto: encuentro accidentado en Madrid
El cantante alcoyano actuó de telonero con los Botines en el primer concierto de The Kinks en Madrid
Javier Llopis - 01/07/2018
Ray Davies y Camilo Sesto: encuentro accidentado en Madrid

Los caminos del rock and roll son imprevisibles y a veces propician encuentros que hoy nos pueden parecer imposibles. El 13 de junio de 1966 Camilo Sesto y Ray Davies compartieron escenario en una siniestra sala musical de Madrid. El líder de The Kinks protagonizaba el primer concierto del grupo en España y el cantante alcoyano se acababa de incorporar a Los Botines, que actuaban como teloneros de la banda británica. Fue una actuación accidentada, con una pequeña explosión y con una bronca entre espectadores y músicos. Al final, The Kinks se quedaron sin cobrar.

La historia aparece relatada en el libro “Atardecer en Waterloo”, una extensa biografía de The Kinks escrita por los periodistas Manuel Recio e Iñaki García. Corría el año 1966 y el pop inglés arrasaba en los escenarios de todo el mundo impulsado por los Beatles. The Kinks formaban parte de esa aristocracia musical británica. El grupo, liderado por Ray Davies, ya había publicado alguno de sus mayores éxitos con temas como “You really got me” o “All day and all off the night” y lideraba las listas de ventas en Gran Bretaña. En la España de la dictadura eran muy poco conocidos, ya que en aquellos tiempos el rock and roll era todavía una música muy minoritaria y apenas llegaban discos del extranjero.

Por lo que respecta a los Botines, este grupo de rock español se puso en marcha en 1964 con un objetivo claro: convertirse en la alternativa a Los Brincos, que entonces triunfaban en los escenarios nacionales. La banda tuvo una historia muy accidentada, situándose al borde de la desaparición. La llegada de Camilo Sesto supuso un periodo de revitalización, que duró hasta 1967, fecha en la que se disolvieron. Con el cantante alcoyano, que llegaba procedente de los Daysons, alcanzaron sus mayores éxitos, participando en programas televisivos y apareciendo en dos películas.

La historia de este encuentro la pone en marcha un avispado promotor, que negoció durante cerca de un año la primera actuación de The Kinks en España. Se programaron seis conciertos para los días 13, 14  y 15 de junio. El recinto elegido fue la Sala Yulia, un cuchitril ubicado en el lugar que hoy ocupa el Nuevo Teatro Apolo de Madrid, que quería captar al público joven cambiando las actuaciones de orquestas de baile por conciertos de rock. Como teloneros de la banda británica actuaron los grupos Los Caravelles, los Only Us y Los Botines. El precio de las entradas era de 50 pesetas para las mujeres y de 125 para los hombres.

Según se relata en “Atardecer en Waterloo”, el concierto vino rodeado de complicaciones desde un principio. The Kinks llegaron a España sólo con las guitarras y la batería, por lo que tuvieron que utilizar el equipo de sonido y el bajo de los Botines, circunstancia que provocó numerosos problemas en el recital. Durante las pruebas de sonido, los técnicos del grupo inglés se olvidaron de cambiar el voltaje británico al continental, lo que provocó una pequeña explosión en el local.

Tras superarse todas estas dificultades, The Kinks iniciaron su primera actuación (en aquella época se hacían dos sesiones diarias) a las 20,30 horas de la noche. El público estaba formado por seguidores del grupo y por numerosas fans de Camilo Sesto, que por aquel entonces ya empezaba a convertirse en una figura en Madrid. Este primer concierto, en el que la banda repasó con cuentagotas algunos de sus éxitos, apenas duró 25 minutos a pesar de que en el contrato se especificaba que la duración mínima debía de ser de 40. Además, se produjeron incidentes entre los músicos y un grupo de pandilleros que asistía al recital. Hubo lanzamiento de objetos y la intervención de la Policía impidió que un joven airado le lanzara una mesa a Ray Davies. La segunda sesión fue más larga y más pacífica, aunque en ella persistieron los problemas de sonido que se habían producido desde un principio.

El balance del estreno español de The Kinks fue muy negativo. Las críticas en la prensa especializada fueron muy duras, barajándose titulares en los que aparecían palabras como timo y estafa. Para los teloneros, tampoco fue una experiencia positiva. Un componente de los Botines no dudaba en afirmar: “era como se vinieran a tocar a un pueblo y nosotros fuéramos todos unos paletos. Mi primera impresión es que estaban bastante drogados y borrachos o las dos cosas”.  Tampoco se registró la afluencia de público esperada, lo que hizo que el promotor suspendiera los cuatro conciertos que estaban pendientes y que se negara a pagar a The Kinks, a los que incluso se les llegó a retirar el permiso de trabajo y a amenazar con detenciones. Esta conflictiva primera visita tuvo amplia repercusión en la prensa musical inglesa, que dedicó duras críticas al trato recibido por sus músicos en aquella España franquista.

No hay noticias de que Ray Davies y Camilo Sesto se intercambiaran ni siquiera un saludo en este encuentro en Madrid. La chulería de estrellas con que se presentaron los músicos británicos hace sospechar que no. Lo cierto es que después de esta coincidencia espacio temporal ambos músicos seguirían caminos muy distintos. Tras la disolución de los Botines, el cantante alcoyano dejó el rock y se decantó por la canción melódica, hasta convertirse en un ídolo internacional con millones de discos vendidos. El líder de The Kinks todavía sigue en la brecha roquera y ha consolidado una obra discográfica amplísima, que hace de él uno de los referentes imprescindibles de la historia del pop.

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