El bricolaje también conocido como ‘hágalo usted mismo’ es una actividad manual, aparentemente inocente, que consiste en realizar a modo de afición tareas de mejora o mantenimiento en especialidades como albañilería, carpintería, fontanería (y prácticamente todo lo que acaba en ‘ría’) sin necesidad de recurrir (ni tener que abonar) los servicios de un profesional.
‘Aparentemente inocente’ porque llevado a casos extremos puede tener un importante impacto sobre los ciudadanos. Por ejemplo estético, cuando el brico-aficionado decide construir su casa con cuatro ladrillos, dos cajas de azulejos que sobraron del alicatado del cuarto baño del cuñado y un saco de cemento sin que se le pase por la cabeza consultar a ningún arquitecto, aparejador o diseñador amigo. Véanse ejemplos en Batoy, Carretera El Molinar, zonas del ensanche de Elche y en todo el casco urbano de Castellón.
O sobre el bolsillo de los ciudadanos, cuando el bricolaje se lo aplican a sí mismos personas humanas. Eso que se llaman hombres self-made-man, que desde la nada se han hecho, o inventado, a sí mismos con la única finalidad de joder al prójimo como es el caso de: Jordi Pujol Ferrusola, del clan Ruiz-Mateos, de Jenaro García, presidente de Gowex, de Manuel Fernández de Sousa y de Pescanova, de Cristobal Montoro y de otros muchos más.
Pero los peligros del bricolaje toman un cariz peligroso cuando se aplican a la obra pública, ya que pueden influir de forma determinante sobre la seguridad y destino de los usuarios. Este es el caso del Túnel del Preventorio una obra que, aunque en principio requería de ingeniería avanzada, debido a la falta de financiación hubo de diseñarse y acometerse de forma casi amateur. Sin apenas recursos, sin dirección técnica, sin instrucciones. Como quien monta un mueble de IKEA. A base de esfuerzo, de paciencia, de buena voluntad y de mucha imaginación.
Consecuencia de todo ello es ese ramal que se mantiene como evidencia en el interior y que de haber seguido por ese camino hubiera traspasado el Barranco del Cint y la Mariola hasta ver la luz en Bocairent. O que, en caso de haber dado con la falla que une Alcoy con Cádiz, hubiera trasladando a los perplejos excursionistas desde el Preventorio a una dimensión desconocida. Por suerte algún brico-ingeniero descubrió a tiempo el error y ordenó virar en la dirección correcta consiguiendo dos cosas importantes: a) facilitar el acceso desde Les Llometes al Preventorio y b) demostrar la veracidad del dicho fent i desfent s’ensenya la gent.