Antes de ayer me marqué un “puigdemont” supermegasatisfactorio. La mayoría entenderéis de lo que hablo, pero por si se le escapa a alguien lo que quiero decir, os lo explico. Lo que he hecho ha sido obligar a una de las partes contratantes, la contraria, a hacer una cosa que me beneficia a mí pero que parece que ha sido iniciativa del otro. En mi caso dar por rescindida una relación contractual con unos ‘chupasangres’ típicos de esta sociedad artística cultural que vivimos dónde los listillos sin talento se apropian de la obra ajena.
Y lo he hecho negándome a firmar un contrato ilegal y esclavizante y proponiendo una alternativa que es legal y sigue todos los protocolos que cualquier diseñador/ilustrador debería exigir cuando va a vender su trabajo.
No hay cosa que me desquicie más que cuando gentecilla inculta y prepotente, cuyo sólo mérito es ser hijo de mothermomia te trata como si fueras una ignorante y mientras te aturde con una verborrea arcaizante, arrambla con tu monedero y lo que pille por ahí. Ya sabéis que estoy tan cansada de abusones, estafadores, y maltratadores que hace tiempo tomé la determinación de no dejarme arrastrar por la necesidad económica o sentimental (de reconocimiento profesional o estudiantil) y ceder ante esa clase de gentuza sin escrúpulos.
Yo soy de esas personas que como credo defienden lo de ‘mejor solo que mal acompañado’. Y que creen que la soledad cuando no es una enfermedad del alma, es un bien muy preciado y muy poco valorado hoy en día. No necesito ‘cuchipandis’ ni amigos falsos del alma, ni palmeros, ni promocionadores de mi arte, ni gente de esa catadura a mi alrededor. Me suelo conformar con los amigos de verdad, esos que duran en el tiempo y están a las duras y maduras, el trabajo duro, mi chico/santo, mis libros, mi música y mis gatos. O sea, me conformo con mucho y muy bueno.
Durante cuatro años y en pos de la consecución de una carrera universitaria y una estabilidad económica me he bajado los pantalones más veces que Rocco Sigffredi. Pero el año pasado decidí que ya era hora de poner fin y plantar cara a los abusones. Sobre todo, porque determinadas partes de mi alma ya no soportaban tanto vapuleo y mala vida.
No todo es alegría y alborozo, sigo sintiéndome culpable cuando digo no a algo/alguien, aunque sepa con certeza que va con mala fe y con peores intenciones. Pero eso es culpa de mi educación católica que me obliga a soportar el sufrimiento sin rechistar y de lo ‘bienmandá’ que soy.
Antes de ayer me sentí feliz después de un tiempo de ansiedad provocados por una relación laboral enfermiza y abusona y me sentí así al negarme a firmar un contrato que era cuanto menos ilegal, donde por 500€ vendía hasta mis bragas (las que pone Happy en la trasera) indefinidamente y cito de forma textual:
‘La duración de la explotación es indefinida e irrevocable’
Y nunca mejor dicho, porque lo que me ofrecían era una explotación en plan criada de la señorita Escarlata: perdía toda la propiedad intelectual de mi obra y no sólo eso, sino que cualquier mindungui con el cerebro tarado podía jugar con ella y modificarla ad eternum y a su criterio y colocarla dónde quisiera, desde el papel de wc de su casa hasta argumentar su autoría con unas leves modificaciones. Cosa que ya ha hecho fusilando la obra de Alphonse Mucha, ‘Dance’, 1898, en homenaje a Sara Bernhardt. Diciendo que era de su autoría y haciendo con ella un destrozo que duele en los ojos y en el alma por la falta de respeto hacia la obra de Mucha, y la ignorancia del mindungui con ínfulas de diseñador/ilustrador y nivel cultural menos dos.
Que, por cierto, si yo perteneciera a cualquier entidad que figurara en ese cartel, me negaría en rotundo a que mi nombre apareciera en el mismo. Porque no es sólo una fusilada, sino que agrede al sentido estético y de diseño más básico. Desde las tipografías plagiadas por medio de injertos, mezclando cursivas y redonditas, falta de legibilidad, fealdad estética y demostración de la ignorancia más grande en cualquier programa de diseño o modificación de imágenes. Y sobre todo, ignorando y no mencionando el origen de donde ha sacado la imagen que usa, mala práctica también llamada plagio. Y sinceramente lo que me apena es la modelo injertada en la obra de Mucha que no tiene culpa de nada y sufre en silencio ese maltrato estético.
(Por cierto, y aprovechando unas imágenes que es probable que nunca cobre, yo también le he hecho mi homenaje a Alphonse Mucha, desde el respeto, la admiración y la baba que se me cae cada vez que miro cualquier obra suya)
Y no sólo eso, sino que esa piltrafilla plagiadora, mothermomia que según ella pertenece a la élite (nosedequé) y la acólita querían que hiciera un trabajo que en horas son más de dos meses laborables por 500 €.
Y no sólo eso, esta banda de piratas quería también apropiarse de todas mis imágenes para poder modificarlas, sabiendo lo ignorantes que son en ese aspecto (tanto por falta de estudios como de conocimientos), y usarlas a su conveniencia en cualquier proyecto que se les ocurriese hasta que se aburrieran de ellas o las vendieran al mejor postor como propietarios legales de ellas.
Lo cual no sería óbice, si me hubiesen pagado lo que querían comprar. Porque una vende su mano, pero no su firma: Queridos, hay que comer.
Pero decidieron no pagar, y mediante engaños, hacerse con la propiedad ajena. Y eso tiene un nombre, y un nombre muy feo.
Y, por último, olvídate de que yo cobre todos los dibujos hechos, las horas muertas perdidas en reuniones con ‘flipados’, los materiales comprados, los desplazamientos y todos los compromisos a los que he dicho que NO porque estaba comprometida con esta Compañía Atonal y Chapucera de Orcos Tarados que es la versión chunga de la del Señor de los Anillos.
Ya sé que no descubro nada nuevo. Todos estamos sufriendo esta nueva clase de esclavitud que va disfrazada de oportunidades de trabajo, pero aun así me quedé tan sorprendida de que se atrevieran a mandarme ese contrato de trabajo tan aberrante después de estar casi tres meses trabajando para ellos que me he pegado un berrinche que ‘paqué’. Y desde luego ese contrato no se quedará en el cajón de mi mail, sino que pienso hacerlo público y darlo a conocer a las personas que trabajan con ellos. Enseñaré todos esos documentos que nos hemos intercambiado vía e-mail con su cif y su nombre oficial, porque a veces nos olvidamos lo importante que es leer la letra pequeña. Sobre todo, si te lo mandan camuflado entre palabrería arcaizante para despistar y con el claro propósito de la usurpación indebida.
Y como me dijo mi abogado:
Encima, y de forma muy explícita me han amenazado con que harán lo posible para que no vuelva a trabajar con nadie, y que echarán por tierra mi reputación en mi ciudad porque soy una persona conflictiva (quémiedito jijiji como si no lo supierais) que abandona proyectos laborales a mitad porque soy una histérica y poco profesional y que se van a encargar de hacer realidad mi peor pesadilla, intentando desprestigiarme dónde vayan porque son la élite (denosabequé). Y no sólo eso, insisto, sino que avisan a cualquiera que me demuestre su apoyo que harán lo posible por destrozar su reputación y malograr su carrera profesional por los restos de los restos, amén.
Son tan malos, malísimos que parecen caricaturas.
¿No os suena esto a un comportamiento fascista y machista de los de verdad, de esos que salen en las pelis o en los estudios sociodemográficos? De esos que se manifiestan en Valencia agrediendo, de esos que dicen: O pasas por mi aro, el del mindungui tarado (el que sea: sexual, de propiedad intelectual, creencias… etc.) o tú no vuelves a trabajar en la vida porque nosotros somos lo que mandamos y tenemos contactos en nuestro mundillo artístico:
Nosotros Somos la Élite (y llevamos bigotillo).
Menos mal que me acuerdo de tan buenos clientes como la Universidad de Alicante, las asociaciones de mujeres con las que colaboro como 8 de Març i Dones, asociaciones culturales de pensamiento libre e inteligente como la Unesco u otros tantos que me quito el mal sabor de boca que me han dejado. Porque ahora saboreo algo rancio y sobre todo miedo. Porque no hay que negarlo, ante esta gente una tiene miedo. Al fin y al cabo, yo soy normal, y no sé cómo tratar a los anormales.
Así que hoy en día, sólo tengo una certeza:
Compañer@s, la mano sí, pero el alma NO. ¡Resistid!
Por último, ahora sí, estos impresentables ante mi negativa a firmar el contrato a menos que fuera legal y según las tarifas profesionales de uso normal, lo único que se les ocurrió llamarme fue:
Izquierdista Histérica (lo último por mi condición de mujer freudiana y su condición de fascistas machista), ains, y me gustó porque me sobra corazón y resistencia.
Fdo:
Carmela, (mi segundo nombre)
Alissia (al vent)
https://www.youtube.com/watch?v=QMfneQuSQZc&index=1&list=RDQMfneQuSQZcu
https://www.youtube.com/watch?v=FlbAt-XesJE
https://www.youtube.com/watch?v=u9Rm3fncdBA
https://www.youtube.com/watch?v=ioUTBL3dlnw
https://www.youtube.com/watch?v=mH4537I3ets
Foto: Collage ‘Dance’ de Alphonse Mucha, 1898 y Bandera Republicana comunista (homenaje by Alissia, todos los derechos reservados a gente de buena fe e izquierdistas histéricos demostrados)
Ay, qué recuerdos…