Hoy quiero hacer una reflexión sobre algo que echo mucho de menos en Alcoi, al menos  de forma periódica: una celebración cultural  que nos lleve a descubrir  el talento que nos rodea.

Llevo dos fines de semana sin parar de disfrutar y compartir Arte fuera de Alcoi.  Y lo pongo en mayúsculas porque en ese saco meto todo lo que me hace emocionar: desde un buen libro, música,  una pintura, cine, una cena exquisita…

La semana pasada visité Intramurs en Valencia, dónde me sumergí  en la Ciutat Vella : conciertos de música, comida exótica, performances, exposiciones, espectáculos callejeros. Puedo decir que me pasé dos días en la calle y no sabía a dónde dirigirme, de tantas opciones que habían. Y sorprendida de que los mismos tópicos se repitan siempre: lo digo por la gente que se escandaliza por determinadas performances ¿sexuales?, o por el ¿garabato? que hace su nieto si lo dejan…etc, etc. A veces resulta tranquilizante ver que determinadas comentarios nunca cambian.

Si conoces al enemigo, te manejas mejor.  (Máxima adaptada de Maquiavelo)

A lo que iba, esta semana además fui a la Fira de Tots Sants de Cocentaina. Muy contenta porque participaba con una tela balconera que representaba El Lazarillo y la Celestina, dos de mis personajes literarios favoritos. Me gustó muchísimo como Cocentaina trata su feria, con el cariño que la miman, como interactúan con el visitante, como cuidan las actuaciones, la gastronomía,  el vestuario, las paraetas…

Este verano también asistí al Mercado de Diseño de Alicante como invitada, y cual fue mi sorpresa al ver que había allí medio Alcoi: gente emprendedora con ganas de mostrar lo que hace y aprovechar todas las oportunidades que se le presentan.

Sé que a veces atrapados en la vorágine de la vida diaria olvidamos que tenemos también que alimentar eso llamado alma. Y que normalmente la tenemos abandonada porque hay prioridades que suelen exigir toda nuestra atención, entre ellas llegar a final de mes. Eso no quita que yo crea firmemente que la pobreza de espíritu que impera hoy en día es responsable de la mayoría de nuestra dejadez o desidia. Cuando tu único objetivo es sobrevivir, no te queda tiempo para actividades más lúdicas. Y así, quitándonos de ese solaz, se nos marchita el alma cada día un poco más. Y tal vez sea esa la intención de algunos partidos políticos que nos roban el derecho a la educación, recortan las ayudas para el Arte o suben IVAS a las actividades artísticas, y bajan el del porno o el futbol.

Es un pensamiento: flor de maceta de cerebral.

Y pensando en esto, me he dado cuenta que en Alcoy no hay ningún evento de estas características, quiero decir un evento dónde la cultura y el placer se celebren. Están las Fiestas de Moros, obviamente, que son las más chulas que he visto nunca. Y he visto muchas, eh!

Pero no es de lo que hablo. Además, precisamente coinciden con el Día del Libro, y este pasa inadvertido. Y eso me da mucha pena, porque a mí me encantan las fiestas de moros, pero me gusta mucho también leer. Y no creo que una cosa solape a la otra. Es decir que se podría celebrar igualmente y por todo lo alto. Y no se hace.

No hay rosas ni libros.

Pensando en estas carencias, el año pasado organicé el MIDE,  la primera Muestra de Ilustración, Diseño y Edición de Alcoi. Y lo hice llevada por este sentido de que a esta ciudad tan bella,  origen de tantos artistas: pintores, escritores, actores, cantantes.. no tenía ningún evento para celebrar la cultura. Y fue un gran éxito, sobre todo porque la mayoría eran jóvenes con ganas de compartir su trabajo, de darlo a conocer.  Y eso se logró con creces. Disfrutaron los artistas, y disfrutó el público que pudo ver cosas diferentes y al menos intuir a que se dedica su juventud.  Dio visibilidad al futuro más creativo de esta ciudad, para satisfacción de todos los que se acercaron a visitarnos a la Plaza de Dins.

El éxito del MIDE me hace pensar que no hace falta una feria medieval, ni dos semanas de Arte en todas sus manifestaciones, ni siquiera hace falta una gran inversión de dinero. Sólo hacen falta ganas y periodicidad.

Ya que, por fortuna,  la materia prima nos sobra.