El titular es un homenaje a Últimas tardes con Teresa, la novela de Juan Marsé que entra en todas las listas de las mejores obras ambientadas en Barcelona. Ya saben que la búsqueda en internet es muy amiga de las listas, da igual que sea para recomendarnos restaurantes o lecturas.
En ese océano digital de preferencias de toda clase se hace realidad una de las frases más célebres de Harry el Sucio: “las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno”, sentencia contundente que vale también para los gustos literarios. Pero en este caso no voy a endosarles una nueva lista, sino simplemente recomendar tres novelas del siglo XXI que transcurren en Barcelona y en las que la ciudad es mucho más que el telón de fondo. Aún no lo están, pero quizás algún día formen parte de una lista bien posicionada en Google.
En las tres novelas que les recomiendo a continuación la que sobresale es una ciudad de contrastes, donde la miseria y el lujo se codean aunque nunca lleguen a abrazarse. La protagonista es una Barcelona canalla, que palpita agazapada detrás del diseño y la belleza arquitectónica. Y los héroes, dos barceloneses charnegos y un mexicano atrapados por la ciudad.
RAYOS (Blackie Books)
Esta novela de Miqui Otero, publicada en 2016, tiene mucho de testimonio generacional. El autor nos pasea por los bajos fondos de la ciudad de los 2000 y nos asoma a sus barrios altos elitistas con la misma credibilidad. Son mundos que se mezclan con humor y un lenguaje muy personal en una obra absolutamente original en sus formas. Se escucha algún eco de Marsé y de las bromas literarias de Eduardo Mendoza entre los muchos personajes atípicos que en Rayos se mueven por el Raval barcelonés.
Es una obra sobre la juventud, la amistad masculina y las primeras veces. Divertida, contemporánea y atmosférica. El universo de la ciudad, sus submundos y fronteras, son parte importante del argumento y la acción que narra en primera persona un protagonista memorable. Miqui Otero (Barcelona, 1980) transmite una voz propia porque su manera de mirar y de contar es diferente.
EL DÍA DEL WATUSI (Anagrama)
Esta novela en realidad son tres, publicadas entre 2002 y 2003. Reeditada en un solo volumen, estamos ante una narración monumental por extensión y ambición. Es la obra cumbre de su autor, Francisco Casavella, fallecido en 2008. La muerte prematura del escritor barcelonés ha contribuido a mitificar su obra en general y esta novela en particular, que sin duda es un gran relato de la cara menos guapa de Barcelona y de la Transición.
La acción aquí también arranca en los suburbios marginales de la ciudad y llega hasta los barrios altos, en una ascensión física y social a la vez. En cada una de sus partes la trilogía se sumerge en una época de Barcelona: la que crece con el aluvión de la inmigración, la que se cambia de chaqueta para pasar de la dictadura a la democracia y la que se reinventa en los Juegos Olímpicos. Todas ellas escondiendo la suciedad bajo la alfombra o echándola al mar. La del protagonista, Fernando Atienza, es una historia de supervivencia y de forzosa escalada social contada con un cinismo necesario. Un personaje a la altura del Pijoaparte de Marsé, moviéndose en los mismos ambientes que Manuel Vázquez Montalbán eligió para Carvalho y aquel Biscúter que por culpa de la tele tiene la cara y la voz de Ovidi Montllor.
El detective más famoso de la ciudad, por cierto, está a punto de revivir de la mano del escritor Carlos Zanón (autor de la meritoria Yo fui Johnny Thunders). Los herederos de Vázquez Montalbán le han bendecido para la arriesgada misión. Solo le deseamos más suerte y acierto del que ha tenido el continuador de Millenium.
NO VOY A PEDIRLE A NADIE QUE ME CREA (Anagrama)
Ganadora del último premio Herralde de novela, la obra del mexicano Juan Pablo Villalobos es una sátira humorística de primer nivel, que se sustenta en una destreza narrativa sobresaliente y un rimo trepidante. El autor es capaz de hacernos reír hasta la carcajada, lo cual ya es un mérito mayúsculo. La historia delirante del protagonista viene marcada por su encuentro con unos narcotraficantes y viene a ser una parodia costumbrista de la novela negra . Probablemente la lectura más divertida ambientada en Barcelona desde las narraciones de Mendoza sobre Gurb o su detective salido del manicomio.
La atracción de Barcelona para los autores latinoamericanos no ha cesado desde el boom y las míticas estancias de García Márquez y Vargas Llosa en la ciudad, al amparo de la todopoderosa agente Carmen Balcells. Ha llovido mucho desde aquello, pero también la leyenda de Roberto Bolaño ha revivido el idilio de la capital editorial con el talento latinoamericano. Villalobos también es ya un barcelonés de adopción, capaz de trazar un buen retrato contemporáneo y humorístico de una metrópolis cosmopolita donde caben todos y todo. Pasen y lean.
LA LISTA MUSICAL
Y escuchen también, si quieren, la lista musical de Di Jei Pandereta sobre Barcelona. Si además quieren saber algún porqué, debajo encontrarán las explicaciones del, más que responsable, culpable.
Pinchar aquí para escuchar en Spotify
1.Cadillac solitario. Evidente y obvia, pero eso no desmerece la inspirada canción juvenil de Loquillo.
2.Assumpta. Las chicas de la ciudad condal han tratado muy mal a los también juveniles Siniestro Total.
3.Les nits del Liceu. Siempre hay clases. Lax’n’Busto lo cuentan a través de la ópera de Barcelona.
4.Jean-Luc. Historia basada en hechos reales: vida de estudiantes.
5.Jenifer. El mito de Pujol y la pureza catalanista hace sufrir a los jóvenes en la era del “procés”.
6.L’Emporda. Durante unos años Sopa de Cabra fueron el gran grupo catalán, quintaesencia de la tierra.
7.En la que el Bernat se’t troba. El gran grupo catalán de ahora, con mucho más mérito. Así de folk empezó todo.
8.Jo mai mai. El dj se hace viejo mientras Joan Dausà le canta a los conflictos de la mediana edad.
9.A cualquier otra parte. El himno de los barceloneses Dorian.
10.We’re from Barcelona. Un grupo con este nombre es la demostración del éxito mundial de la marca.
11.Gitana hechicera. Peret lo hizo todo antes que Los Manolos.
12.Barcelona. Woody Allen no le hizo justicia a la ciudad pero es cierto que el genio neoyorquino no rueda en cualquier parte.