La política está sobrevalorada. Aunque a ellos les cueste admitirlo, el absurdo también forma parte de la agenda de los partidos, que en algunas ocasiones se convierten en perfectas maquinarias de hacer tonterías, hasta llenar de contenido frases brillantes de la lengua castellana como aquella tan bonita que decía que “si la abuela tuviera ruedas sería una bicicleta”. Aquí en Alcoy, cuando falta mes y medio para las elecciones municipales, se han dado un par de casos graves de esta dolencia geriátrico/ciclista. Ahí van.
Empecemos por el principio. Guanyar Alcoi -confluencia entre EU, Podemos y diferentes colectivos ciudadanos- dio la campanada en las elecciones municipales de 2015. Logró cinco concejales y se convirtió en el segundo partido político del Ayuntamiento. La izquierda extrasocialista lograba un hito histórico, situándose incluso por encima del PP. Hasta los analistas más obtusos tenían claro que el incontestable éxito obtenido aconsejaba repetir la fórmula cuatro años después. Pues, no. Contra toda lógica, Guanyar y Podemos presentan listas separadas para el próximo 26 de mayo, en una decisión que logrará dividir el voto de la izquierda y que puede tener una repercusión muy negativa sobre las expectativas electorales de los dos sectores en conflicto.
En el otro extremo del arco político, vuelven a aparecer las abuelas con ruedas. La ejecutiva nacional de Ciudadanos (la misma que cree que Toni Cantó es un magnífico candidato a presidir la Generalitat) decide que los alcoyanos elijamos como alcaldesa a una política, Rosa García, que ha sido rechazada por la directiva local y por buena parte de la militancia de su propio partido en Alcoy. Se le exige al votante un auténtico ejercicio de fe en la figura de una dirigente que ostenta el título de diputada peor valorada de la pasada legislatura y que apenas se ha dejado ver en la política alcoyana. La polémica decisión desplaza a José Miguel Antolí de la candidatura a la Alcaldía y supone un rotundo desprecio hacia la figura de su principal valedor, Jorge Sedano, el ex alcalde que cogió a Ciudadanos de la nada y que lo convirtió en la tercera fuerza municipal. El resultado no puede ser peor: los desairados, con toda la razón del mundo, anuncian la creación de nuevo partido y dividen aún más si cabe el voto de la derecha.
Vale la pena subrayar un hecho importante. En el debate que ha precedido a estas guerras internas no se ha hablado en ningún momento de divergencias ideológicas, de posturas irreconciliables en torno al modelo de ciudad o de estrategias políticas diferentes. La cosa va exclusivamente de nombres y de listas: o sea, de poder.
Ante los próximos comicios municipales, el voto de la izquierda se divide en cuatro opciones diferentes: PSOE, Guanyar, Compromis y Podemos. El de la derecha también: Ciudadanos, Ciudadanos de Alcoy, PP y la más que posible presentación de una candidatura de Vox. Cuentan las malas lenguas que en la oficina de campaña de Toni Francés han descorchado botellas de champán ante la epidemia de divisiones del enemigo, dicen que los socialistas han retirado el eslogan electoral que le tenían preparado al alcalde y lo han sustituido por una frase castiza y llena de significado: así se las ponían a Fernando VII.