Acaban las Fiestas y cada año se viene repitiendo el mismo ritual. La inmensa mayoría de los alcoyanos nos felicitamos por los avances de la mujer y nos sentimos orgullosos (con toda la razón del mundo) ante el hecho evidente de que la participación femenina va conquistando nuevos espacios en el gran entramado festero. Al final de cada Trilogía, ciudadanos de a pie e instituciones pegamos un suspiro de alivio al comprobar que hemos entrado en el camino de la normalización y que Alcoy ha dejado de aparecer en los telediarios como ejemplo de ciudad retrógrada y antediluviana. En los foros públicos y en las redes sociales se suceden los intercambios de enhorabuenas y las declaraciones triunfalistas, aunque sorprende una ausencia difícilmente explicable: nadie (o casi nadie) hace la más mínima referencia a Fonèvol o a las mujeres (con nombres y apellidos) que hicieron posible este gran cambio social. No hay ni el más mínimo reconocimiento para esta gente, que simplemente ha desaparecido del discurso oficial de los gobernantes políticos y de los gobernantes festeros.
De forma absolutamente interesada, se nos está vendiendo un relato amnésico y amañado de los hechos que posibilitaron la progresiva integración de la mujer en los Moros y Cristianos de Alcoy. Según esta versión tuneada de la Historia, un buen día –allá a finales del siglo XX- la gran familia festera alcoyana se levantó de la cama y descubrió sorprendida que la Nostra Festa llevaba siglos discriminando de forma vergonzante a las mujeres; de inmediato, decidieron meterse en faena para corregir este colosal error y de motu propio empezaron a abrir vías para el acceso femenino a las filaes. Y así…hasta ahora.
La realidad dista mucho de esta descripción beatífica en la que todo el mundo es bueno y los unicornios festeros vomitan luminosos arco iris. Los logros registrados en la integración de la mujer en la Fiesta son el fruto de un proceso complicado y lleno de dolorosas aristas. Sin la constante presión de Fonèvol y de un grupo de valientes mujeres alcoyanas nada de esto habría pasado. Estas ciudadanas ejemplares han recorrido un duro camino, en el que han soportado durísimas descalificaciones personales de los sectores más retrógrados de la sociedad y también la tendencia de las instituciones democráticas a ponerse de perfil cuando las cosas venían especialmente difíciles. Sólo la determinación de este colectivo ha hecho posible algo que hace dos décadas nos resultaba inconcebible: que por la calle San Nicolás baje una escuadra de mujeres sin que nadie se escandalice.
En una ciudad que ha convertido los homenajes, las entregas de premios y las imposiciones de medallas en una floreciente industria política, sorprende el olvido al que han sido castigadas las personas que empujaron para abrir las puertas de la gran normalización festera. Sólo hay una explicación para esta singular amnesia: el poder siente una extraña alergia por los conflictos, los identifica con situaciones negativas y tiende a ocultarlos siempre que le es posible. La aplicación sistemática de esta táctica nos ha llevado a una situación difícil de digerir: los mismos que pronuncian emotivas declaraciones sobre la integración femenina en la Fiesta ignoran a las pioneras que la hicieron posible.
Dice la máxima que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. En este asunto concreto y dadas las tensiones que genera cualquier tema festero, sería importante que nos aplicáramos el cuento. Los avances de la mujer en la Fiesta no son el resultado de ningún milagro ni de las concesiones magnánimas de la autoridad competente. Los avances de la mujer en la Fiesta son el resultado de una movilización social muy bien llevada, en la que un grupo de alcoyanas y de alcoyanos ha puesto muchos esfuerzos colectivos, muchas ganas de cambiar esta sociedad y muchos sacrificios personales. En este caso, el agradecimiento es un acto de justicia.
Quin gust llegir un article de reconeixement a Fenevol, que durant aquestes festes tant he recordat quan aplaudia les esquadres de dones. Amb alguna mare que orgullosa venia a aplaudir l’arrancà de Diana de la seua filla, li vaig recordar que estes joves s’emportaven el fruït d’aquells xiulits i insults a dones que lluitaven contra unes festes injustes.
Recorde unes jornades fabuloses de Fonevol pel 2008 on l’objectiu eren les esquadres mixtes. Mireu si encara queda cami!! Ara juguem a les 5 diferències entre la vestimenta femenina i masculina. El canvi és folkloric i no d’arrel, és gustos escoltar l’ovació, però sense reconeiximent no hi ha consciència de quin és el problema: desigualtat.
Gràcies per l’article!!
El problema no es l’igualtat, el problema es l’imposició per que l’excusa es ser dona. El 99’9 % creec que no sap que representa la Festa al carrer. Tot el mon enten de Festa, tot el mon es el més llest, tots saben més que ningú. He mirat y remirat l’historia y no he vist cap dona en el bando moro ni en el bando cristiá, ni en la lluita ni en la logística ni abastiment, a banda de tot aço jo veig que no es discriminació, éste any, l’escuadra de dones, la caba y la caba batidora no volen l’igualtat, pues el día del alardo estaben ben sentaetes en una terraceta fent-se platets y cervesetes, eixa es l’igualtat que volen ?
Arran d’aquest magnífic article de Javier, que té més raó que un sant, el Col·lectiu 8 de Març i la Unitat municipal d’Igualtat han organitzat un homenatge a Fonèvol, pels seus 20 anys de treball en favor de la igualtat, que tindrà lloc el divendres 26 de maig de 2023, a les 20 h, a la Filà Gusmans (c/Casablanca, 7 d’Alcoi).