Para los que creían que ya lo habían visto todo. La fotografía del presidente popular de la Generalitat, Carlos Mazón, y el alcalde socialista de Alcoy, Toni Francés, anunciando exultantes que ambas instituciones colaborarán para hacer el polígono industrial en La Canal, que ahora se llamará alternativa sur.
Vivir para ver. El primer edil que había recurrido el proyecto de La Española ante los tribunales y que había incluido en un lugar destacado de su lista electoral al máximo responsable de la plataforma Salvem El Molinar se asocia ahora con el primer enemigo político de su partido para asumir como propio un proyecto que ha sido santo y seña de la derecha local y autonómica.
Lo nunca visto. Socialistas y zaplanistas uniendo esfuerzos para recuperar un plan de desarrollo territorial que lleva 28 años dando tumbos por los cajones y estrellándose con las evidentes limitaciones ambientales de la ubicación elegida.
Más difícil todavía. El alcalde que durante 12 años ha sido incapaz de encontrar una alternativa de suelo industrial –ni Pagos ni polígono comarcal- reconoce implícitamente que se ha tirado tres legislaturas haciendo l’òbila y vuelve a la casilla de salida; o lo que es lo mismo, a un proyecto del año de la Tana, presentado por Sanus en 1995 y defendido por las alcaldías de Peralta y Sedano ante la indignación de la izquierda (incluida la socialista).
Las manos corren más que la vista. Las carambolas de la política han convertido el salón de plenos en una especie de asamblea del Club de Amigos de la Canal: el PSOE cambia de chaqueta, el PP y Vox siguen donde siempre, Compromis se instala en la ambigüedad sonrojante y se quedan solos los dos ediles de Guanyar como depositarios de la oleada de oposición ciudadana que generó en su día esta polémica iniciativa.
Esto me suena. Nuevamente vuelve a escucharse el famoso gorigori de la Canal; instituciones económicas y preclaros líderes empresariales empiezan a recitar la vieja letanía canalera, que asegura que Alcoy desaparecerá del mapa si no se hace por vía de urgencia un polígono industrial que lleva casi tres décadas sin hacerse. Los hombres que mueven Alcoy sólo conocen una dirección para su movimiento: autovía p’alante hasta los descampados de la frontera con Ibi.
Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación. Toni Francés tiene todo el derecho del mundo a cambiar de opinión. Sin embargo, dada la espectacularidad homérica de este cambio de criterio y la importancia estratégica del proyecto afectado, el alcalde de Alcoy nos debe a todos los alcoyanos (también a los propietarios de La Española) una explicación convincente y detallada de los motivos que lo han llevado a convertirse en el firme defensor de un tema que hace sólo unos años consideraba inaceptable. Esto no se puede despachar con unas simples declaraciones en prensa y….a otra cosa mariposa. Como hizo Pepe Isbert en “Bienvenido Mister Marshall”, Francés debe subirse al balcón del Ayuntamiento y explicarnos con claridad las excelencias del polígono sur y las causas de su conversión.
Estoy demasiado viejo para esta mierda. Frase de la película “Arma letal” que se aplican a sí mismos miles de alcoyanos cada vez que les hablan de la Canal. Hay un importante sector de la opinión pública que se ha cansado del debate y que está convencido de que este proyecto nunca se va a convertir en realidad. La razón es bien simple: si alguien hubiera querido realmente sacar adelante esta iniciativa, el polígono ya estaría funcionando y lleno de fábricas; ya que a lo largo de las últimas décadas tanto populares como socialistas han dispuesto de cómodas mayorías en el Ayuntamiento y en la Generalitat para desarrollar este polémico plan territorial.
Bienvenidos a la nave del misterio. Queda claro que Toni Francés ha protagonizado un extraño viaje. La pirueta es tan radical y tan descarada, que resulta muy difícil encontrarle una justificación que contenga un mínimo de credibilidad. Cualquier análisis se ve obligado a circular por los pantanosos territorios de las estrategias políticas, de los rumores sobre oscuras operaciones inmobiliarias o de los compromisos inconfesables. Entramos directamente en la nave del misterio y éste no es un buen ambiente para debatir un tema vital para el futuro de esta ciudad.