Es una más de las paradojas alcoyanas. En esta ciudad contradictoria tenemos una izquierda que presenta una preocupante tendencia a mirar hacia el pasado y que parece dedicar muy poco tiempo a pensar en el futuro.
Si nos atenemos a las apariencias más superficiales, el progresismo oficial alcoyano muestra un interés muy escaso en transformar la sociedad y prefiere flotar cómodamente en las aguas tibias de la nostalgia, hasta convertir la memoria en el tema central de su actuación pública, dejando a un lado otras cuestiones mucho más urgentes, como la sanidad, la educación o el urbanismo.
El que tenga alguna duda sobre estas afirmaciones, sólo tiene que echarle una mirada a esta legislatura municipal. El regreso de la izquierda al Ayuntamiento tras once años de apisonadora ideológica del Partido Popular había levantado grandes expectativas de cambio para los grandes asuntos pendientes de esta ciudad. Sin embargo, tras dos años y medio de gobierno (de tripartito y de bipartito), los aspectos más destacados del balance municipal están conformados por una larga lista de homenajes, de dedicatorias de calles, de inauguraciones de monumentos, de aniversarios y de conmemoraciones de diferentes efemérides más o menos pilladas por los pelos. Si en su gestión diaria el progresismo alcoyano ha mostrado un inequívoco perfil bajo, nadie puede negar que ha echado el resto a la hora de ajustar cuentas con la historia. Aunque una por una casi todas estas celebraciones están plenamente justificadas, resulta inevitable detectar una clara descompensación: la abundancia de este tipo de actos contrasta abiertamente con la ausencia casi total de propuestas de acción de gobierno bien definidas y bien elaboradas, como la creación de nuevas áreas industriales, la recuperación de nuestro destrozado casco histórico o la resolución definitiva para el uso cívico del parque natural de la Font Roja.
Para explicar este fenómeno, hay que referirse en primer lugar a uno de los peores tics de la izquierda alcoyana: su persistente empeño en mitificar el pasado de una ciudad, que en diferentes momentos de su historia se situó en la vanguardia del movimiento obrero internacional y que en otros tiempos escribió páginas muy brillantes de la historia. El progresismo local parece empeñado en seguir viviendo en aquel decimonónico paraíso perdido de chimeneas humeantes y viejas fábricas de piedra, en el que reinaban los obreros ilustrados y en el que una ciudadanía altamente concienciada hacía gala de una capacidad de movilización hoy inexistente. El cualquier tiempo pasado fue mejor ha acabado por convertirse en el lema de cabecera de importantes sectores del pensamiento alcoyano de izquierdas, que se muestran eternamente decepcionados con el presente y, lo que es peor, que son absolutamente incapaces de comprenderlo.
Frente a la confusión de los nuevos tiempos, muchos han optado por vivir en un mundo olvidado de fotos de color sepia. El pasado es un refugio tranquilo y seguro para unas formaciones de izquierdas a las que les resulta muy difícil incorporar nuevos mensajes a su ideario clásico. Estamos ante unos partidos sobrepasados por la rapidez de los cambios sociales, que van a remolque de los movimientos incontrolados como el del 15-M o las oleadas de indignación popular desatadas por los recortes sociales del PP. La izquierda alcoyana se autoafirma cerrando filas alrededor de sus señas históricas de identidad, pero se muestra incapaz de lanzarle a la opinión pública un discurso ilusionante sobre la transformación de la ciudad. Las formaciones que hoy dirigen el Ayuntamiento hicieron junto al Bloc un magnífico papel en la oposición, atacando las delirantes propuestas del PP (como el hotel de la Font Roja o el bulevar), pero parecen instaladas en la nada desde que han llegado al poder. Aunque se intenta justificar esta inactividad recurriendo a la ruina económica de las arcas municipales o a la falta de apoyos de la Generalitat, lo cierto es que la primera causa de este deprimente estado de cosas es la escasez de ideas y una desesperante falta de decisión política, que se nos quiere vender como prudencia.
Nos hallamos ante un fenómeno transversal, que de una u otra forma salpica a todas las fuerzas políticas situadas en el espectro de la izquierda: desde el PSOE a EU, pasando por el Bloc y las diferentes franquicias nacionalistas, así como a movimientos ciudadanos y asociaciones culturales. Este conglomerado protagoniza una situación que empieza a deprimir a algunos de los más incansables agitadores de la actividad cívica de esta ciudad: “en todos los actos vemos siempre las mismas caras, resulta descorazonador comprobar que, por mal que estén las cosas, casi siempre somos los mismos. Por mucho que aprieten los recortes sociales, nos resulta prácticamente imposible incorporar gente nueva a los equipos que preparan las movilizaciones. Alcoy está lleno de revolucionarios de facebook, pero a la hora de la verdad: res de res”.
Hay una lista interminable de movimientos ciudadanos y de colectivos que en los últimos años han desarrollado actividades llenas de imaginación y de pulso reivindicativo. Todos ellos han acabado disolviéndose a causa de sus propias contradicciones organizativas o de la falta de infraestructuras. Todos ellos se han desarrollado al margen de los cauces políticos tradicionales y han sido contemplados con cierta prevención desde los partidos de izquierda, que han mostrado una preocupante falta de reflejos para conectar con estas nuevas tendencias, que les podrían haber aportado un tonificante soplo de aire fresco, tanto a sus bagajes ideológicos, como a sus estrategias de regeneración social.
Este desencuentro sistemático puede responder a dos causas. La primera es la propia burocratización de los partidos, que por puro instinto de conservación tienden a defenderse de cualquier cuerpo extraño. La segunda tiene mucho que ver con ese ADN nostálgico de la izquierda alcoyana, que es contemplado por muchos sectores de la población (sobre todo entre los jóvenes) como una pesadísima carga, que impide abrir nuevos caminos de acción cívica y que perpetúa unos clichés carentes de utilidad y de atractivos.
El fracaso del gobierno tripartito PSOE/Bloc/EU hunde sus raíces en esa crisis general del pensamiento alcoyano de izquierdas. Los decepcionantes resultados de esta legislatura, que empezó llena de ilusiones, ponen sobre la mesa la necesidad de una sincera reflexión, de un radical cambio de modelos, de liderazgos, de objetivos y de métodos de trabajo. De no darse estos pasos, el progresismo local seguirá enfrentándose a las citas electorales con el miedo metido en el cuerpo y pendiente de que unos cuantos cientos de votos decidan de qué lado se inclina la balanza, ya que enfrente tiene a una derecha monolítica, que funciona como una maquina perfectamente engrasada a la hora de movilizar a su electorado cada cuatro años.
Dice el tópico político que Alcoy es una ciudad de izquierdas. Sin embargo, por mucho que se repita este mantra, la realidad nos demuestra que para ganar elecciones y gobernar, no basta con esgrimir el peso de la Historia; hay que hacer ofertas atractivas y sólidas, capaces de enganchar a la gente y sacarla de su secular letargo.
Verdadero pero evidente análisis de la parálisis de la izquierda en el ayuntamiento de alcoy. Estoy de acuerdo con usted; pero sus escasas propuestas de reactivación de la economía alcoyana no me convencen. ¿Nuevas áreas industriales? ¿Dónde? ¿En la Canal? ¿Contra los numerosos informes técnicos que declaran que es una salvajada hidrogeológica?
Es muy fácil escribir crítica destructiva desde la web a los ‘malfaeners’ que nos gobiernan. Aplíquese su propia medicina y considérese un revolucionario de blog. Siento decirle que su artículo no construye ni propone nada. Tal vez deba replantearse entrar en la política alcoiana, seguro que le iría muy bien…
Després de llegir el seu article pense si potser els ciutadans alcoians no desitjarien tenir com a governant a un d’aqueixos tipus afortunats als quals li toca la Loteria tots els anys. O millor, és possible que els alcoians preferisquen veure la seua ciutat convertida en una franquícia de la trama Gürtel, comissió va i comissió ve, en blanc, en negre i en colorets. És evident que tenir polítics honrats no és suficient.
Javier, molt encertat, més encara que quan tires d’ironia. I molt xula la revista. Vos seguiré amb molta atenció i tan de bo ajudeu a moure una mica el panorama que des de fora es veu sec. Salutacions