En seis capítulos podríamos resumir la delirante historia del proyecto urbanístico más estrafalario y letal de la reciente historia de Alcoy: el polígono industrial de la Canal. Sus defensores hablan de una obra “urgente, estratégica y vital para Alcoy”, circunstancia que no ha impedido que lleve 28 años dando tumbos por los cajones, por los discursos electorales y por las ruedas de prensa.
1-UNANIMIDAD Y ENTUSIASMO A RAUDALES
Corría el año 1995, el socialista José Sanus presenta el primer proyecto de polígono industrial de la Canal, en un acto con tintes preelectorales, en el que participa el conseller de Industria del PSPV, Martín Sevilla. La iniciativa se recibe con una oleada de entusiasmo general a la que se suma el PP de la época, dirigido por Manuel Pérez Payá. Todos consideran que estamos ante una actuación de alto valor estratégico para el futuro de la ciudad.
2-ECOLOGISTAS RADICALES DEL PP
Corría 1996, hacía un año que el PP de Eduardo Zaplana se había hecho con el control de la Generalitat. Los responsables del área de Industria del gobierno autonómico paralizan el proyecto de Sanus, al considerar que meter un área industrial en la Canal genera riesgos para la Font Roja, para el acuífero del Molinar y para flora y la fauna de este pasillo ecológico. Los populares alcoyanos, entonces dirigidos por Peralta, se suman a este rechazo y distribuyen un comunicado en el que se desecha esta ubicación. El texto está escrito en un tono que podría firmar el sector más radical de la Colla Ecologista la Carrasca.
3-ESPECTACULARES CONVERSIONES
Corría el año 2000 y el PP acababa de aterrizar en la Alcaldía de Alcoy. La conversión del partido de Peralta/Sedano es espectacular: de considerar que la Canal es una catástrofe pasan a creer con fe ciega que instalar allí un polígono es la única salida viable para el futuro de la ciudad. El fenómeno se produce en sentido contrario en las filas del PSOE, que en cuestión de semanas pasa de la alabanza a la abominación de esta infraestructura. NOTA IMPORTANTE: Durante sus 11 años de gobierno, el PP machaca a la opinión pública con discursos encendidos sobre lo imprescindible que es la Canal, lo que no impide que los populares no muevan ni un solo papel para activar el proyecto.
4-…Y LLEGA LA ESPAÑOLA
Corría el año 2014 y la Generalitat del PP aprueba el ATE de La Española, un ambicioso plan urbanístico privado para desarrollar un parque empresarial (el concepto polígono industrial ha sido proscrito) en terrenos de la Canal propiedad de la empresa aceitunera. Apoyo del Partido Popular, rechazo en la izquierda y fuerte movimiento ciudadano para paralizar esta obra. Durante 4 años, la firma promotora irá dando pasos, mientras que colectivos como Salvem El Molinar y el propio Ayuntamiento abren un frente judicial por considerar que la iniciativa incluye numerosas irregularidades
5-EL TSJ MANDÓ A PARAR
Corría el año 2018 y también el 2020. En respuesta a una denuncia ecologista, el Tribunal Superior de la Comunitat Valenciana en primera instancia y el Supremo en segunda y definitiva, coinciden en paralizar el proyecto de La Española. Las sentencias son demoledoras, al señalar que el plan urbanístico contiene graves errores en materia de medio ambiente. La decisión judicial es tan contundente, que se da por cerrada la historia de la Canal y se coincide en plantear que es necesario buscar zonas alternativas.
6-REGRESO DE ENTRE LOS MUERTOS
Corre el año 2023 y el proyecto de la Canal regresa de entre los muertos. Durante los últimos cinco ejercicios el gobierno socialista de Alcoy ha sido incapaz de encontrar alternativas, descartándose zonas como Pagos y el polígono comarcal mancomunado. La Canal resucita de la mano de la Cámara de Comercio, en una nueva ubicación cercana a Ibi y nuevamente se vuelve a plantear como una actuación vital y estratégica para Alcoy. Nuevamente se abre la polémica y los más suspicaces creen que estamos ante una operación perfectamente teatralizada para que el PSOE se reenganche con la obra tras una posible victoria electoral, apelando a la fortísima presión empresarial.
CONCLUSIÓN
Analizando esta rápida descripción de los hechos, se llega a una conclusión clara: la historia de la Canal es un historia de gobiernos municipales incompetentes, de corporaciones incapaces de planear correctamente el desarrollo territorial de la ciudad, de impresentables contradicciones políticas en las que han participado los dos grandes partidos, de sectores empresariales amarrados al seguidismo del poder y en ocasiones hasta de oscuras operaciones especulativas, en las que la presunta preocupación por el futuro de Alcoy se ha usado como excusa para camuflar el deseo de unos cuantos de forrarse con un buen pelotazo urbanístico. Si esta actuación era tan importante, sorprende la frivolidad chapucera con la que la han tratado los diferentes agentes implicados. Tras tres décadas de fracasos, a los partidarios de la Canal se les puede aplicar aquello de que con amigos como estos, este proyecto no necesitaba enemigos.
Para ocultar esta exhibición de inoperancia y este empeño institucional en meter la pata una y otra vez, se ha construido un relato justificatorio perfectamente manipulado, en el que se culpa de esta situación a los ecologistas y a los sectores políticos a la izquierda del PSOE. Los autores de esta caricaturesca versión de los hechos han logrado que miles de alcoyanos se crean lo increíble: que un reducido grupo de personas, actuando desde el más absoluto amateurismo y sin ninguna infraestructura económica o jurídica, es capaz de ganar una partida en la que han echado el resto todas las administraciones públicas con sus colosales medios humanos y técnicos, empresas poderosísimas con presupuestos millonarios, consultoras pagadas a precio de oro y grandes bufetes de abogados de renombre nacional.
Aunque la leyenda de un grupo de supervillanos bloqueando el desarrollo de Alcoy resulte muy novelesca y tenga su dosis de morbo, las cosas son mucho más sencillas. La soporífera película de la Canal es una película de chapuzas y de instituciones encabezonadas en hacer lo que no se puede hacer: meter un polígono industrial, con sus consiguientes riesgos de contaminación, en una zona de alto valor natural ubicada sobre un acuífero. Hasta que alguien con mando en plaza no asuma esta evidencia y decida buscar ubicaciones más adecuadas, Alcoy seguirá dándose cabezazos contra la pared y quemando su futuro en estériles debates. Buscar falsos culpables y descargar nuestras iras contra ellos puede que sirva de consuelo, pero no generará ni un solo metro de suelo industrial.
Brutal i definitiu. No es pot dir més (ni millor) en menys espai. Qui, després de llegir atentament aquest breu i contundent repàs històric de Javier Llopis sobre la quimera esperpèntica del sòl industrial a La Canal, mantinga que el projecte és viable el que fa és, senzillament, negar l’evidència. Només una matisació, no és sols incompetència, ignorància i tossuderia (polìtica i privada), també hi han molts interessos particulars i, sobretot, uns conceptes sobre desenvolupament industrial més propis del segle XIX que del segle XXI. Per favor, que es difonga…