Arranca la semana en clave festera y con un cartel hermoso e incontestable de Crespo Colomer. Mientras la polémica sobre la filtración de la obra llena las tertulias de barra de bar, el gobierno municipal prepara unos presupuestos convertidos en pura triquiñuela electoral. El País nos cuenta detalles terribles del saqueo de la Televisión Valenciana; centenares de millones de euros que se han ido a los bolsillos de una extraña pandilla de amigachos.
Digno final
Presentar unos presupuestos municipales a menos de dos meses de unas elecciones es una iniciativa que sólo admite una lectura: la coalición PSOE/EU quiere utilizar las cuentas del Ayuntamiento como un arma política en medio de una campaña electoral, que se presenta rarita y complicada. Este injustificable retraso se debe básicamente a un intento de forzar a los partidos de la oposición a un debate a contrapelo, obligándolos a asumir posiciones que después pueden ser utilizadas en su contra en los mítines. Acaba la legislatura como empezó: con todos los partidos enfrascados en sus propias estrategias políticas y con una ciudad yéndose a chorros por el agujero de la crisis. El desprecio esgrimido con algo tan importante como el presupuesto municipal es un hecho irresponsable, una demostración de ligereza política, que debería escandalizar a la opinión pública y que sin embargo, se acepta como un suceso más en la eterna política de la triquiñuela.
Clásico y potente
El Cartel de Fiestas de Crespo Colomer hace honor a la brillante biografía de su autor. Una obra clásica y potente, cuya calidad genera inéditos grados de unanimidad popular. El gran fotógrafo de la Fiesta no ha decepcionado y ha colgado de la fachada del Ayuntamiento un trabajo irreprochable, que nos lleva a otros tiempos en los que el arte de la cartelística era muy apreciado y recibía su justo valor. La magnífica imagen del castillo, combinada con las figuras de los dos abencerrajes, ofrece una composición que transmite equilibrio estético y potencia visual. El cartel de Crespo es el cartel de un artista consolidado, que se conoce al dedillo los complicados intríngulis del mundo festero. La veteranía es un grado y gracias a eso, este año podremos disfrutar sin sobresaltos de la obra que anuncia nuestras Fiestas. Las broncas quedan para mejor ocasión.
La cadena de custodia
La difusión anticipada del Cartel de Fiestas por las redes sociales provoca una justificada ola de cabreo y de gente escandalizada. La polémica viene acompañada por una situación difícil de explicar. Oficialmente se declara culpables del desaguisado a las nuevas tecnologías (así en general), como si internet fuera un fenómeno mágico, autónomo e incontrolable. Las cosas son mucho más sencillas: la reproducción del cartel en formato digital ha pasado por muchas manos y en algún punto del camino alguien ha metido la pata. El Ayuntamiento de Alcoy, como promotor de la obra, tiene la obligación de vigilar el cumplimiento de la cadena de custodia y en caso de fallo, ha de hacer la correspondiente investigación para aclarar responsabilidades. El día que le metan un puro a uno de estos graciosos con acceso privilegiado al gran secreto abrileño, se acabarán de forma definitiva los problemas de filtraciones.
El día más largo
Científicamente comprobado: a partir de una cierta edad, resulta totalmente imposible cumplir todos los preceptos del Domingo de Gloria alcoyano. Uno debe pegarse un madrugón para ir a Els Xiulitets, después hay que asistir al desfile festero de la Gloria, luego caña y mascletà, seguimos con una comida copiosa y festiva, rápidamente la gente se va al campo para comerse la mona y cuando se apagan las últimas luces de la tarde, se regresa al centro para asistir a la primera “entraeta” del año. Estamos ante un programa sólo apto para los más jóvenes, un maratón capaz de acabar con la energía de cualquier persona en edad adulta. Hay gente que lo intenta todos los años y que al final, siempre acaba derrotada en alguno de los tramos finales de este despliegue festero.
Simplemente robar
Estremecedor informe en El País. La Televisión Valenciana se gastó 400 millones de euros en pagos a productoras privadas durante el periodo 2000/2013. La cantidad se acerca peligrosamente a los 700 millones de euros de gastos de personal de una plantilla compuesta por 1.600 trabajadores; que por lo que parece, no eran suficientes para asumir la programación de la casa a base de producción propia. El dineral de estas inexplicables contratas se lo llevó una galería de frikis, en la que figuraban personajes tan notables como José Luis Moreno, Barbara Rey o Fernando Sánchez Dragó. En su descargo, hay que decir que sus programas alcanzaban “altísimas” audiencias, que en algunas ocasiones llegaban hasta el 1%. Se puede hablar de mala gestión, de actuaciones arbitrarias o de amiguismo. En román paladino, las cosas son mucho más sencillas: a esto se le llama simplemente robar.
Sorpresa, sorpresa
Sorpresón. La opinión pública alcoyana asiste anonadada al prodigio y la gente se hace cruces por la calle ante tan inesperada noticia: Ciudadanos hace unas primarias y sale elegido como cabeza de lista Jorge Sedano. Sarcasmos al margen, ya va siendo hora de que alguien revise estos sistemas de democracia interna de los que tanto presumen los partidos. Por lo que respecta a Alcoy, en todas las primarias han salido elegidos los candidatos previstos. El publicitado proceso de votaciones internas ha culminado con unos resultados que estaban totalmente cantados. Esta sucesión de casualidades es un material muy sospechoso y de difícil digestión para una ciudadanía que está pidiendo a gritos nuevas formas de hacer política.
Aires de mercadillo
¡Estamos que lo tiramos!. En la política alcoyana soplan aires de mercadillo. El alcalde se ha colocado en modo inauguración y no para de hacerse fotos ante vallas de obra. Todo vale, cualquier proyecto por peregrino que sea sirve para tirarle el anzuelo al presunto votante y esperar a que pique. La última incorporación a esta lista es una pasarela peatonal sobre el acceso de la autovía en Cocentaina, para que los usuarios de la vía verde no tengan que cruzar la carretera. La iniciativa está muy bien; lo que no cuadra es la fecha elegida para presentarla: a poco menos de dos meses de unas elecciones municipales. Tras una legislatura rozando el encefalograma plano, el Ayuntamiento de Alcoy entra en fase de hiperactividad. Campaña electoral y credibilidad siguen siendo dos términos irreconciliables.