Esta semana electoral arranca con una extraña petición de la promotora de Serelles, que le exige al Ayuntamiento el pago de 38 millones de euros como compensación por el fracaso de la urbanización. Sigue con los coleos de la polémica en torno a la gestión de la edil Lorena Zamorano y acaba con un hecho sorprendente y casi inédito: no se produce ninguna visita de Fabra a Alcoy.
Tan normal
En un espectacular alarde de cara dura, los promotores de la urbanización de Serelles le reclaman al Ayuntamiento 38 millones de euros por impedir el desarrollo de un proyecto nacido para construir 1.500 chalés y que tras estrellarse con la realidad acabó en 30. Superada la indignación inicial ante la noticia, se analiza el asunto con tranquilidad y se llega a la conclusión de que estamos ante una petición absolutamente “normal” para los tiempos que corren. La empresa responsable de este desastre urbanístico intenta hacer, más o menos, lo mismo que han hecho la mayor parte de los bancos españoles: conseguir que la Administración pague con dinero público sus millonarias exhibiciones de avaricia y de incompetencia. Colocados ante el espejo de su fracaso, estos genios del sector inmobiliario se han dicho a sí mismos: si la banca lo logró, ¿porqué no vamos a lograrlo nosotros?. Por fortuna, el Ayuntamiento de Alcoy les ha contestado con un contundente “res de res”. Para conseguir que este tipo de timos se vean coronados por el éxito es necesario envolver los engranajes del engaño con un halo misterioso de cifras macroeconómicas y de balances incomprensibles ilustrados con gráficos a todo color. Los humildes piratas del ladrillo no tienen nada que hacer: se les ve todo.
Equidistancias imposibles
Con una semana de silencioso retraso, Esquerra Unida sale en defensa de la honorabilidad de la edil Lorena Zamorano. EU apoya la gestión de su compañera de gobierno en la contratación de diferentes servicios externos de abogados, pero le pide que abandone la actividad privada y que se centre en las tareas municipales. La pregunta es obligada ¿si no hay nada que reprocharle a la concejal socialista, por qué demonios ha de dejar su trabajo en un bufete?. EU busca equidistancias imposibles. A veces, los intentos de quedar bien con todo el mundo acaban cabreando a todo el mundo. Es un riesgo a tener en cuenta.
Milagro
Alcoy inicia la semana próxima la 24 edición de la Mostra de Teatre, que ofrecerá un total de 19 espectáculos en diferentes escenarios de la ciudad. Este veterano encuentro teatral se ha convertido en un extraño milagro de supervivencia y cuando se miran las cosas con cierta perspectiva, sólo cabe felicitarse por su habilidad para salir vivo de unas circunstancias adversas que han acabado con buena parte de la oferta cultural de la Comunitat Valenciana. La cultura se ha convertido en la principal pagana de la crisis económica y ha sido la víctima de los recortes más sangrientos. Por si esto fuera poco, por los organismos responsables de la cultura institucional de este país han pasado últimamente algunos de los más irreductibles zopencos del universo político de esta autonomía. La Mostra ha salido magullada pero victoriosa de todas estas batallas y los alcoyanos debemos estar orgullosos de ella.
El cajón de las varas
La historia de las cuatro columnas de la antigua Iglesia de Santa María, almacenadas durante 78 años en el templo del patrón y posteriormente abandonadas en el ecoparque, pone en el centro del debate el papel de la Asociación de San Jorge como guardiana de las tradiciones y del patrimonio cultural alcoyano. Este patético sainete, avanzado por el periódico El Nostre, revela desprecio e ignorancia hacia unos elementos arquitectónicos muy valiosos, cuyo origen se remonta al año 1768. Otro gallo nos cantaría, si los eternos vigilantes de las esencias hubieran aplicado a este asunto una pequeñísima parte del celo que dedican a controlar otras “terribles tropelías” contra la Historia y contra la tradición festera, como la participación de las mujeres en la Fiesta o la celebración de la Trilogía en fin de semana. En el Casal de Sant Jordi hay un gran cajón en el que se almacenan varas de medir de todos los modelos y de todos los tamaños; un sistema métrico singular y absolutamente elástico, que se utiliza según convenga a los intereses de la directiva de turno.
Soledades
Gobernar desde una exigua minoría de nueve concejales tiene estos inconvenientes. Cada año, el gobierno de Alcoy se enfrenta a la prueba del algodón de su soledad: el debate de los presupuestos municipales. Las Matemáticas nos colocan ante una situación difícil de explicar: la aprobación de la propuesta del dúo PSOE/EU está en manos de dos partidos, el PP y Compromis, cuyo principal objetivo político es el desgaste del dúo PSOE/EU. A partir de ahí, las planas mayores de la gigantesca oposición alcoyana empiezan a hacer cálculos y a estudiar si les conviene administrarle un balón de oxígeno al gobierno o si les conviene meterlo en un año electoral con la vergüenza de unos presupuestos prorrogados. La solución a todos estos enigmas estratégicos, en el pleno de este lunes.
El peso de la ley
Menos da una piedra. Un juzgado inicia la investigación en torno al cobro de obras no ejecutadas por valor de 1,2 millones de euros en el Calderón. Aunque la noticia es positiva, se echa de menos la apertura de un proceso general en torno a esta polémica infraestructura cultural; un gran procedimiento judicial que nos aclare porqué esta reforma teatral se presupuestó inicialmente en 1,6 millones de euros y acabó costando 12 millones de euros. Aunque ahora todo el peso de la ley se hace caer sobre la constructora, la empresa Oritz e Hijos, algo tendrán que decir al respecto los responsables políticos de esta sangría millonaria, aceptada con una sonrisa en los labios por parte de los gobiernos municipales del Partido Popular. Esta misma ecuación se puede aplicar sin ningún problema en el caso de la Rosaleda, en el que coinciden milimétricamente los mismos protagonistas, con resultados igualmente desastrosos para Alcoy. ¡Casualidades de la vida!.
No viene
Por extraño que parezca, acaba la semana sin que el presidente de la Generalitat haya visitado Alcoy. Desolación entre el gremio de los columnistas, decepción entre los repuntadores de Facebook y entre los tertulianos de barra de bar. Las venidas de Alberto Fabra a esta bendita ciudad se habían convertido en un auténtico subgénero periodístico. En honor a la verdad, hay que decir que el president hacía siempre lo posible para convertirse en motivo de comentario general, ya que sus llegadas a tierras alcoyanas siempre se veían rodeadas de un puntito de delirio y de desastre protocolario que las convertía en piezas únicas del anecdotario político.