La consellera Isabel Bonig se pasea sonriente por Alcoy, justificando la ausencia de inversiones de la Generalitat y anunciando el proyecto privado de La Española. Jorge Sedano sigue lanzándole piropos al alcalde y la ciudad se enfrenta con el enésimo brote de legionela. Fabra pasa un día normal en Cocentaina, entre abucheos y pancartas.
Estrella emergente
La consellera de Infraestructuras y Medio Ambiente, Isabel Bonig, es una de las escasísimas estrellas emergentes del maltrecho PP valenciano e incluso su nombre ha sonado para una posible sustitución de última hora de Alberto Fabra como candidato popular a la presidencia de la Generalitat. En honor a la verdad, hay que decir que desparpajo no le falta. La mandataria autonómica comparece sonriente ante los empresarios de Alcoy, como si no tuviera nada que ver con el desastre del tren Alcoy-Xàtiva, con la inhibición de su departamento en situaciones como la de los accesos al polígono Santiago Payá y con la congelación general de las obras públicas de la Generalitat en la ciudad. Estamos, sin lugar a dudas, ante una política de raza, a la que la nula voluntad inversora del Consell no le impide darse el gustazo de ponerse unas cuantas medallas. Si no hay dinero público para Alcoy (sí lo hay y a espuertas para un disparatado AVE regional), se presenta un proyecto pagado íntegramente por una empresa privada (La Española) y punto pelota. Ni que decir tiene que Isabel Bonig es una ferviente partidaria del plan industrial para La Canal, que niega rotundamente haber asaltado las competencias urbanísticas del Ayuntamiento de Alcoy y que asegura que todos los informes son favorables. Lo único que faltaba es que el Consell se pusiera tiquismiquis con esos rollos del acuífero del Molinar y del parque natural la Font Roja. Cuando en una misma conselleria se unen las competencias de urbanismo y medio ambiente, siempre pierde medio ambiente por goleada. Así lo manda la tradición.
¡Qué se besen!
Algún asesor áulico de Toni Francés debería hablar urgentemente con Jorge Sedano, para suplicarle que modere la intensidad y la pasión de sus piropos hacia el alcalde. Cada artículo de prensa del ex primer edil del PP supone un paso más en esta escalada de carantoñas políticas y vuelve a poner en evidencia la existencia de un impresentable pacto de apoyo mutuo entre los socialistas y los tránsfugas del Partido Popular. La política hace extraños compañeros de viaje y en este caso concreto, se han juntado el hambre con las ganas de comer. A la vista de la solidez de esta inesperada relación, a Sedano se le abren insospechadas posibilidades de futuro en política: si le falla la anunciada candidatura con Ciudadanos, siempre podrá solicitar el ingreso en el PSOE y aspirar a un buen puesto en la próxima lista municipal socialista. ¡Qué se besen!.
Programa de festejos
Alberto Fabra se levanta de buena mañana, se ducha, desayuna y se viste con el traje de presidente de la Generalitat Valenciana. Mira el santoral del día, llama a su chofer y a su séquito y emprende el viaje hacia cualquier pueblo o ciudad de la Comunitat que celebre fiestas patronales, ferias centenarias, procesiones de la Virgen o sueltas de “bous embolats”. Llega a su destino y en vez de un reconfortante baño de multitudes, se encuentra con un abucheo general, adobado con una lluvia de insultos en la que siempre sobresale la palabra moniato. El escarnio al honorable se ha convertido en una pieza central de los programas de festejos: un pueblo no está en el mapa si por sus calles no ha desfilado el presidente entre gritos de indignación y pancartas con textos hirientes. El mandatario autonómico fue a la Fira de Cocentaina y pasó lo que tenía que pasar. Se cumplió al milímetro el guion de esta extraña ceremonia, en la que un gobernante se pasea por el país y recoge en vivo y en directo el odio y el desprecio de sus gobernados. Fabra es un político inexplicable; un hombre inútilmente empeñado en dar sensación de normalidad institucional, mientras su mera presencia en un sitio acaba convirtiéndose en un complicado problema de orden público.
Marcando distancias
Se acercan las fechas electorales y los dos socios del gobierno bipartito de Alcoy escenifican sus diferencias en busca de futuras rentabilidades en las urnas. Se marcan las distancias entre el PSOE y EU. Los dos partidos se dedican entre ellos críticas que para sí quisieran los de la oposición. No hace falta que se esfuercen mucho, ya que este matrimonio de conveniencia ha chirriado desde un primer momento: los dos grandes asuntos de la legislatura –el proyecto de La Española y el conflicto festero- han evidenciado un día sí y el otro también la existencia de divergencias insalvables entre las dos formaciones encargadas de gobernar la ciudad. Nota: los socialistas deben estar cabreadísimos, por que ya han empezado a llamar comunistas a los de EU.
Lo que nunca muere
Un nuevo brote de legionela en Alcoy y van ya 17. La Conselleria de Sanidad aplica el mismo modus operandi de siempre: primero niega la existencia de la oleada de contagios y cuando no hay más remedio, admite la existencia de esta crisis sanitaria eterna e imparable. Pasa el tiempo y la gran pregunta sigue sin respuesta: ¿por qué en Alcoy llevamos 15 años sufriendo los efectos de la bacteria, mientras que en el resto del mundo el problema se zanja de forma definitiva tras el primer brote epidémico, la localización del foco y la desinfección de las instalaciones afectadas?.
Enigma a la izquierda
Se abre en las redes sociales y en las páginas de opinión un interesante debate. Con bastante mala idea, desde las filas del PSOE se acusa al grupo Guanyem de ser la marca blanca de una EU desesperada, en busca de soluciones que frenen el fracaso electoral, que le anuncian todas las encuestas. Se critican los primeros contactos con EU y se denuncia que esta formación parasita a los movimientos ciudadanos para intentar reducir el impacto que tendrán sobre sus expectativas los partidos asamblearios del estilo Podemos. Desde Guanyem se defiende la independencia del colectivo y su voluntad de ofrecer una alternativa a la política tradicional, denunciando que los socialistas se han puesto muy nerviosos ante la aparición de nuevas propuestas políticas, que pueden acabar para siempre con las comodidades del bipartidismo. Como dice el refrán valenciano “poc viurà el que no ho veurà”. La solución a este enigma llegará cuando se presenten las listas para las próximas elecciones municipales. Si los de Guanyem se disuelven en una candidatura controlada por EU, tendrán razón los que denuncian una engañosa maniobra de despiste. Si concurren en solitario, quedará demostrado que las acusaciones de tongo eran infundadas. Sólo es cuestión de tiempo.
La caída de la hoja
El diario Información da cuenta de una noticia singular: la llegada del otoño, con su correspondiente caída de las hojas de los árboles, desborda a los servicios de limpieza de Alcoy y provoca quejas entre vecinos y comerciantes. Los más críticos acusan al gobierno municipal de falta de previsión y señalan que no es capaz de reaccionar ni siquiera ante algo tan previsible como el cambio de las estaciones. Los más condescendientes señalan que este otoño raro y tardío venía con muy mala leche y justifican la situación con aquella frase de Felipe II de “no mandé a mis naves a luchar contra los elementos”.