Tras las Fiestas, la resaca. Alcoy vive la semana a caballo entre la Trilogía y los efectos colaterales de unos días de celebración intensa y multitudinaria. Llega el Primero el Mayo y la actividad política recupera lentamente el pulso ante una inminente campaña electoral.
La ofensiva
Primero de Mayo. Milagrosamente en España todavía sobreviven los sindicatos. No se recuerda en este país una campaña de desprestigio tan brutal como la que han sufrido las centrales sindicales en los últimos años. Pocas instituciones habrían resistido una ofensiva de este calibre, en la que prácticamente todos los medios de comunicación han aportado su granito de arena para la demolición. Como en este perro mundo no existen las casualidades, resulta inevitable relacionar estos ataques sistemáticos con la nueva política económica triunfante, que tiende a recortar los derechos de los trabajadores a niveles propios del siglo XIX. Había que eliminar el obstáculo que representan estas organizaciones y se ha intentado por tierra, mar y aire. Evidentemente, los sindicatos tienen casos de corrupción, de enchufismo y de incompetencia; exactamente igual que los partidos políticos. Sin embargo, cualquier persona que exigiera la disolución de los partidos sería tachada inmediatamente de antidemocrática y de fascistoide. Con las organizaciones sindicales la puerta está abierta a todo tipo de desbarres y hasta queda moderno pedir su desaparición. Primero de Mayo: tal vez los sindicatos no sean perfectos; pero hasta la fecha son el mejor sistema que se ha inventado para defender los intereses del trabajador. Lo demás son gilipolleces de neocon o de tonto útil.
Quiero y no puedo
En una demostración de realismo, el Ayuntamieno de Alcoy anuncia que tras su reforma, el puente de San Jorge volverá a tener dos carriles para los coches. Acaba así una situación atípica, con la que el flato alcoyano alcanzó una de sus mayores cotas de despropósito. Tener tres carriles en el emblemático viaducto era una clara expresión de quiero y no puedo. La razón es muy simple: no caben tres vehículos a la vez y los conductores se ven obligados a hacer todo tipo de maniobras para luchar contra esta evidencia. A todos nos gustaría tener un puente más ancho; pero lo que no puede ser, no puede ser.
Papelones
Se trataba de armar follón hasta el último minuto y a fe que lo están consiguiendo. El Ayuntamiento de Alcoy acaba la legislatura con escenas difícilmente justificables en unos tiempos en los que la sensibilidad de la gente hacia los políticos está especialmente quisquillosa. Se incorporan tres ediles de la lista del PP para cubrir las bajas dejadas por los tránsfugas de Sedano. El relevo resulta especialmente chocante cuando a la legislatura sólo le quedan unas semanas. Mario Pons riza el rizo y se pasa al grupo mixto a los pocos minutos de tomar posesión de su efímera plaza, en una demostración clara de que siempre resulta posible encontrar a gente dispuesta a asumir los papelones más patéticos. Se trata de armar follón hasta el último minuto, para revolverle el patio al PP y abrirle expectativas a una candidatura de Ciudadanos encabezada por un ex alcalde empeñado en reescribir la historia reciente de esta ciudad. Todo muy vergonzoso.
Literatura postfestera
Acaban las Fiestas y se desata la literatura postfestera. Los alcoyanos practicamos con pasión este subgénero, que discurre entre los terrenos del rumor, las verdades a medias y la pura invención. Por todos los rincones de la ciudad corren historias de escuadreros retirados de la Entrada por sus evidentes sobrecargas etílicas, relatos más o menos fiables sobre incidentes protagonizados por algún cargo o cotilleos sobre problemas de última hora en los trajes de algún boato. La Fiesta de Moros y Cristianos es tan potente, que incluso genera expectación cuando ha acabado. Los alcoyanos nos negamos a aterrizar en la realidad y seguimos exprimiendo el limón festero hasta bien entrado el mes de mayo.
Cómo explicar un montepío
La desaparición del dinero del montepío de un emblemático bar del centro de Alcoy convierte en tema de actualidad esta singular y alcoyanísima fórmula de ahorro popular. Mientras el tema se apodera de todas las conversaciones, centenares de alcoyanos se ven enfrentados a una situación muy complicada: explicarle a un amigo de fuera en qué consiste básicamente un montepío. Se pueden invertir horas en esta tarea, sin conseguir que el interlocutor foráneo comprenda las interioridades del asunto. Al final, siempre acaban haciendo la misma pregunta: ¿Por qué los alcoyanos depositan su dinero en un bar, en vez de utilizar los servicios de un banco o de guardarlo en una caja de zapatos?. Resulta muy difícil dar una respuesta convincente.
Yo y mi mono
Las acusaciones de corrupción van acercándose a Alfonso Rus, alcalde de Xàtiva y presidente de la Diputación de Valencia. Este político con aires de matasiete lleva años dando lecciones de ética y contemplando como los escándalos va derribando a sus compañeros en la cúpula popular. La sensación de que todas las instancias directivas del PP de la Comunitat están infectadas por el virus de la corrupción crece con los primeros pasos de este caso. Al partido que todavía gobierna este territorio le viene pintado el título de aquella canción de John Lennon en el doble álbum blanco de los Beatles: “Todo el mundo tiene algo que ocultar, excepto yo y mi mono”.
El día después
El Día del Descanso es horrible. Es una jornada de vacío total, en la que Alcoy funciona con algo parecido al encefalograma plano. Este año, para empeorar las cosas, las calles del centro aparecen insólitamente sucias, en una demostración clara de que los recortes también han afectado a los servicios de limpieza. La gente se queja por la acumulación de serpentinas sucias y de vasos aplastados y en muchos rincones del casco antiguo huele a demonios.