Tras 24 años de gestiones estériles, Alcoy vuelve a reencontrarse con los planes de rehabilitación del puente de San Jorge. La semana ofrece también el final de una historia: todas las filaes disponen ya de traje femenino. Se abre una nueva batalla, ante la posibilidad de que una nueva ley nos deje sin partido judicial.
No escarmientan
Hay una coincidencia total de los expertos en señalar que el desastre de las cajas de ahorro valencianas vino provocado por el control y la instrumentalización que los partidos políticos ejercían sobre estas instituciones económicas. Todos los diagnósticos apuntaban en esa dirección y era de prever que una vez aprendida la lección, este tipo de aventuras no se iba a repetir en el futuro. Por lo que se ve, aquí no escarmienta nadie. La Fundación CAM, organismo encargado de gestionar la recuperación de la Obra Social de la difunta Caja del Mediterráneo, estará dirigida por un patronato en el que tienen un papel central los representantes de los mismos partidos que la llevaron a la ruina. Estos genios, nombrados con criterios estrictamente partidistas, serán los encargados de decidir el futuro del llorado CADA de Alcoy. Dios nos pille confesados.
Sobreactuación
Una de las principales obligaciones de los partidos pequeños es armar el máximo ruido posible. El diseño bipartidista de la política española coloca a estas formaciones ante la necesidad de buscar sistemas imaginativos para llamar la atención y conseguir algo de presencia pública. En esta estrategia hay que incluir “la chorizada” organizada el pasado fin de semana por la UPyD, con la que los dirigentes alcoyanos del partido de Rosa Díez quisieron denunciar lo que ellos entienden como un estado de corrupción general en la política local. La iniciativa parece, en principio, desproporcionada. El saldo de escándalos municipales de Alcoy es especialmente pobre, si lo comparamos con otras corporaciones con alcaldes y concejales imputados en diferentes asuntos judiciales. Calificar de chorizos a todos los componentes del pleno municipal es una generalización pasada de rosca, una muestra más de la sobreactuación en la que está cayendo un partido cuyas espectaculares expectativas de crecimiento electoral le han provocado un estado peligroso de hiperactividad. Si existen casos de corrupción, hay que ir a los juzgados. Organizar una “rostida” en la sierra no es, desde luego, la mejor forma de conseguir que se aclaren las irregularidades denunciadas.
Venerables ancianitas
La Fiesta de Alcoy funciona con ritmos más propios de la Geología que de una celebración lúdica, cultural y religiosa del siglo XXI. Los movimientos del Casal se parecen a los de las placas tectónicas, cuyos avances se miden en milímetros por año. El diario Información anuncia que tras una década de espera se ha completado el proceso de aprobación de los trajes femeninos en todas las filaes. Ante todo, mucha calma. A este ritmo y si no surge ningún inconveniente de última hora, nuestros nietos podrán disfrutar de la impactante imagen de la primera escuadra de mujeres bajando por la calle de San Nicolás el día de la Entrada. Con mucha suerte y con algo de longevidad, las fundadoras de Fonèvol serán por entonces unas venerables ancianitas y habrá que suministrarles un par de tranquimazines para evitar que la impresión de ver su sueño cumplido les provoque un síncope de consecuencias irremediables.
Algo es algo
Las relaciones entre los alcoyanos y el puente de San Jorge darían para llenar un tratado de psiquiatría social. Nuestra construcción más emblemática, el auténtico símbolo de la ciudad, sobrevive hecho una ruina en medio del más vergonzoso olvido institucional. Llevamos 24 años discutiendo sobre la “urgente” rehabilitación de esta obra pública singular, cuya presencia es imprescindible en todas las postales de la ciudad. El actual gobierno municipal anuncia que el puente se podría rehabilitar dentro de un plan de empleo y el PP señala que se podrían aprovechar los fondos de un plan de inversiones de la Diputación Provincial. De repente, nuestros políticos parecen haber recuperado el interés hacia la más hermosa de nuestras pasarelas. Aunque surgen las sospechas de electoralismo, estas declaraciones sirven por lo menos para volver a poner en las páginas de los periódicos la vergonzante situación de una obra de ingeniería especialmente maltratada por las administraciones públicas. Algo es algo.
Buena gente
Viene Vicente del Bosque a Onil y lo aclaman entre multitudes, como si fuera una estrella del rock. Está claro que el personal quiere al seleccionador nacional; un tipo cachazudo y afable, que se ha convertido en la prueba viviente de que la buena gente también puede llegar a la cumbre, de que se puede conseguir el éxito profesional sin tener que comportarse como un hijo de la gran puta. Frente a tanta estrellita descerebrada y con el ego pasado de revoluciones, el míster de la selección nos demuestra que hay otra manera de hacer las cosas: acudió puntual a Onil, para agradecer la colaboración de esta localidad en un proyecto benéfico del que es presidente.
Otra batalla
La Ley Orgánica del Poder Judicial, aprobada el día 4 por el Consejo de Ministros, puede suponer un nuevo golpe para esta maltratada ciudad llamada Alcoy. Esta normativa plantea un plan de provincialización de la justicia, que supondría la desaparición del partido judicial y la obligatoriedad de viajar a la capital para cualquier trámite en los tribunales. Se abre otra batalla y ésta es de las importantes. La Cámara de Comercio hace la primera llamada de atención y habrá que ver quién la sigue. El gobierno municipal y el resto de partidos del salón de plenos están ante la obligación ineludible de mojarse en el tema y de dar los pasos necesarios para evitar que se consume este desaguisado. La triste experiencia vivida con la supresión de los juicios de lo social no invita precisamente al optimismo. Alcoy muestra una preocupante tendencia a aceptar con resignación las agresiones que proceden del exterior. Nuestra tradicional rebeldía se ha convertido “fum de canyot”.
Los números duelen
En estos puñeteros tiempos de crisis y de empobrecimiento general los números duelen. “El Nostre” abre su edición del jueves con una cifra: los 1.200 euros que se puede llevar cada mes un concejal del Ayuntamiento de Alcoy sin dedicación exclusiva. Se trata, sin lugar a dudas, de un bonito sobresueldo para unas personas que combinan su actividad profesional remunerada con la política y que se llevan este dinero en concepto de asistencia a plenos y a comisiones. En otra época más plácida estas cantidades pasarían prácticamente inadvertidas y sólo generarían algún comentario malicioso. Ahora, provocan una oleada de justa indignación y explican perfectamente los navajazos para formar parte de una comisión.