Reunión en la cumbre de los cerebros pensantes del PP valenciano bajo la presidencia del Honorable Carlos Mazón. “Señores, la ciudadanía está harta de nombres insípidos para esta bendita tierra que estamos gobernando por la gracia de Vox y por la burrera de los partidos de izquierdas. Comunitat suena absolutamente anodino, País es una cosa de rojos y de independentistas, Regne  es demasiado facha hasta para nosotros y si recurrimos a lo del Levante Feliz la gente se creerá que somos una orquesta de verbena de pueblo. Señores, hay que echarle imaginación y buscarle una denominación con gancho a este invento”. Estalla la tormenta de ideas peperas y van surgiendo las primeras propuestas: Paellistán, Horchataville, Casallalandia, Sacro Imperio Romano Germánico del Garrofó, Gran Condado dels Bous amb Corda, Unión de Repúblicas Falleras Foguereras y Gaiateras Unidas, Principado de la Figuera Enramada y de la Flor del Taronger, Confederación Mediterránea del Aixó Ho Pague Jo o Distrito Federal de la Manta al Coll.

Ninguna de estas propuestas le satisface al jefe, que arruga el morro decepcionado por la escasa talla intelectual de sus subordinados. En medio de un silencio asfixiante, se oye un grito y suenan las palabras mágicas: “¡Ya lo tengo, ya lo tengo: el nombre es Terreta!”. A los asistentes de la reunión se les ilumina la cara de alegría y todos a una prorrumpen en un gran aplauso que hace temblar las centenarias paredes del Palau de la Generalitat.

«Sí, señores, Terreta lo tiene todo». Se lo dicen unos a otros propinándose sonoras palmadas en la espalda, conscientes de que están viviendo un momento histórico. «Terreta es un diminutivo amable, que no asusta a nadie y que despierta cariño y buen rollo a cualquier que lo escuche. Los valencianos son unos tíos graciosos y resalaos que se identificarán enseguida  con esta denominación, que convertirá a la Comunidad en la amiga simpática del mapa autonómico. Ya está bien de nacionalismos excluyentes, con el nombre Terreta podremos seguir ofrenant nuevas glorias a España, sin que a ningún tarambana se le ocurra pedir la independencia ni siquiera una mejor financiación.  Con este sustantivo, conquistaremos el corazón del resto de los españoles, que llenarán nuestros hoteles y nuestras playas, conscientes de que van a disfrutar con unos nativos inofensivos y jaraneros, que se pasan la vita tirando petardos por las calles, persiguiendo bandas de música y metiéndose entre pecho y espalda unos esmorzarets pantagrüélicos.  Y por si esto fuera poco, el concepto Terreta permite resolver de una vez por todas el eterno problema de la vertebración de la Comunitat Valenciana: ya que es un paraguas multiusos bajo cuya sombra se pueden refugiar las provincias de Alicante y Castellón sin sentirse menospreciadas por la capital».

Terreta es el futuro. La primera prueba de este nuevo artefacto geográfico se hace durante la celebración del 9 de Octubre de 2024. La Generalitat organiza unos conciertos bajo el nombre “Som de la Terreta”. La estrella de estos eventos musicales es el grupo de pop pijo madrileño “Taburete”, liderado por un hijo del famoso tesorero del PP Luis Bárcenas, condenado por corrupción.

La cosa no puede empezar mejor.