Nacida y criada en Alcoy, miembro del Casal desde el primer día, crecí convencida de que la Fiesta, como el coñac, era cosa de hombres. Tras un par de desilusiones, la primera por no poder ser Sant Jordiet, la segunda por no poder ser hombre y conseguir, de esa forma, resolver algunos de los problemas que se me planteaban, me uní a la saga de mujeres alcoyanas defensoras de la pureza de nuestra Fiesta y la defendí ante propios y extraños.
Tuve algún escarceo con boatos y acompañamientos, alguna chilaba dejada caer, algún campanillo que tocar. Pasaron los años y hubo una mujer que entró en la Fiesta. No lo entendimos, no lo entendí, no encajaba en el patrón aprendido de nuestras madres y abuelas.
Unos años más tarde, más mujeres comenzaron a plantear la necesidad de tener un traje permanente y surgió la figura de la mujer acompañante. Se nos permitía salir en la Entrada, cada año con el mismo traje, el que se nos había elegido. Empezamos a disfrutar de la complicidad, de la música que tocábamos juntas, de comer en la filà el día de la Entrada, primero tras un biombo, después en la mesa, con nuestros hijos y maridos. Era otra forma de participar en la Fiesta.
En mayo del año pasado, supe que Bea ‘havia creuat’ y me sentí desconcertada. Después de ella, vinieron Montse, Begoña, Carmina y más mujeres, de las mías, de mi edad y más jóvenes, todas unidas por la misma ilusión. En julio, tuve ocasión de formar y avanzar por la filà al lado de ellas. Y ahí surgió esa emoción, la emoción compartida de ir adelante todas a una. Pasado el verano y tras muchos cálculos y muchas cuentas, mi hija y yo decidimos creuar, amparadas por la Fulla Familiar. Para ella, supuso un pequeño paso, tras 23 años de participar de forma ininterrumpida en la Fiesta. Para mí, fue un paso de gigante.
Vinieron los ensayos y las juntas, esas cosas tan lejanas, que nunca llegaba a entender. Descubrimos el buen ambiente de los ensayos, las discusiones acaloradas en las juntas, que el ensayo posterior cauteriza y disuelve. Ahora entendíamos lo que es ser fester, participar de todas esas decisiones, aportando nuestra sabiduría de mujer a la ya existente de los hombres. Porque toda esta fiesta, la que se celebra de puertas para adentro, es la verdadera fiesta, la de los amigos y los compañeros de filà, la que después trasladamos con nuestra alegría a la calle y al público. Sin esta fiesta, la otra no sería posible, no sería real.
Más adelante, llegó la sorpresa, lo inesperado: nuestros nombres resonando en el local de la filà, al nombrarse las escuadras. Aparecieron como resultado de la propuesta de eliminar, por un año más, la carencia en la roda, que se encontraba al final de su ciclo. Una propuesta que permitía darnos un tiempo de reflexión, tras varios años de no haber carencia, y que fue avalada por una mayoría arrolladora de festers Vascos, en una primera votación… Que volvió a ser avalada por más de las dos terceras partes de los integrantes de la filà, en una segunda votación… Y que se volvió a aprobar, por aclamación esta vez, en una tercera votación definitiva. Una propuesta que permitía a todos los festers de nueva incorporación, tanto hombres como mujeres, participar en las escuadras de este año.
Por esa confianza que se depositó en todos nosotros, me gustaría agradecer a la gran familia de festers Vascos su apoyo incondicional, el cariño que nos han demostrado en todo momento, su ayuda en los ensayos, con la porra de las cabos, con la superporra de la escuadra, más difícil de levantar que todos los niños que hemos criado, con los tiempos de la música y con cualquier detalle que necesitara de explicación.
Quiero, también, dar las gracias a las mujeres de la filà Marrakesch, por el camino que abrieron el año pasado con su Diana, camino que este año hemos transitado en su compañía y que deseamos se convierta en un camino abarrotado, en los años venideros. La respuesta del pueblo de Alcoy a las escuadras femeninas ha sido unánime, desbordante, “Ja era hora! Per fi!”, y nos ha llenado de emoción.
Para nosotras, éste ha sido un año mágico, preámbulo de una normalidad que se va a extender de forma imparable, y que lo ha sido gracias al trabajo conjunto de hombres y mujeres, todos a una.
Gracias a tod@s.
Visca Sant Jordi!
Cristina Miró Mengual, formó parte de la escuadra femenina de la filà Vascos 2016.