Se usa esta palabra para referirse a aquella persona sumida en un estado temporal de estupidez o de falta de reflejos intelectuales. Estamos ante la versión frutal del clásico apetixnat. El ambercocament o la ambercocamenta suele venir provocado por algún tipo de estímulo externo muy potente que nos hace desconectar por unos instantes de la realidad. Es una dolencia pasajera que se cura con el paso del tiempo, que sólo tiene consecuencias graves si el que la sufre conduce maquinaria pesada o desempeña algún cargo de relevancia pública que le permita tomar decisiones que afecten a toda una comunidad.
Los alcoyanos tienen una larga tradición en hacer comparaciones peyorativas de la gente con diferentes frutas y verduras. Esta ciudad está llena de ambajocats, encarxofats y de embacorats. En el caso que ahora nos ocupa se ha elegido el albaricoque; una fruta de la familia de las rosáceas, originaria de China y famosa por su capacidad para facilitar el tránsito intestinal. Aunque tiene sus fervientes partidarios, hay que reconocer que por sabor y por presentación el albaricoque ocupa un puesto muy bajo en el ranking de las frutas, muy por debajo de auténticas estrellas como el melocotón, la cereza o la sandía. Tal vez por eso, los habitantes de Alcoy han decidido utilizar su nombre para describir a una persona víctima del pasmo o del embobamiento.