En cualquier lugar del universo castellano o catalano parlante, una mujer compraora es un ser humano de sexo femenino que está efectuando una transacción comercial en una tienda del barrio. En Alcoy, no. En Alcoy, compraora es un término que se utiliza para referirse a las mujeres embarazadas que están a punto de comprar un bebé.
En primer lugar, hay que subrayar una circunstancia importante para deshacer cualquier malentendido: el uso de esta acepción gramatical no supone que los alcoyanos y las alcoyanas tengamos una irrefrenable tendencia a comprar los bebés en el mercado negro. Aunque esta ciudad está llena de singularidades, todavía seguimos fabricando los niños con los métodos tradicionales, que resultan mucho más agradables y más ajustados a la legalidad vigente.
A pesar de esta evidencia, hay que destacar el hecho innegable de que el uso de la palabra compraora muestra una versión mercantilista del maravilloso acto de la concepción de una vida humana. En las conversaciones alcoyanas no es raro escuchar frases del tipo “fulanita está a punto de comprar un niño”, que como es natural chirrían al oído de cualquier testigo foráneo, que inmediatamente empieza a pensar en llamar a la Policía. Hay quien atribuye el uso de esta acepción a la tendencia al flato de los alcoyanos, siempre dispuestos a aparentar riquezas y grandes disponibilidades económicas. En otros sitios del mundo, los niños vienen de París o los trae la cigüeña; en Alcoy somos más chulos que nadie y cuando nos apetece tener una criatura, tiramos de billetera y nos la compramos. Aixó ho pague jo!.
Especialmente delicado resulta usar en Alcoy el concepto “compraora compulsiva”. Igual puede servir para una mujer que se deja un dineral la adquisición de artículos inútiles que para una madre de familia numerosa con más de quince vástagos a su cargo.