Aunque es originaria de Filadelfia, la legionela se ha convertido ya en un vecino más de Alcoy. Tras 17 brotes en 15 años, la bacteria se ha integrado perfectamente en la población y forma parte de la realidad cotidiana de la ciudad. En un alarde periodístico, “Más falso que un Judas” les ofrece una entrevista con este incómodo microbio.
-¿Porqué decide instalarse en Alcoy, qué motivos la indujeron a elegir esta ciudad?
-Las primeras referencias las encontré en un reportaje titulado “Cañerías con encanto”, publicado en el dominical Bactery Herald Tribune. Me impresionaron las fotografías de torres de refrigeración y de industrias situadas en medio del casco urbano. Me dije a mí misma: éste es un lugar perfecto para infectar a la gente.
-¿Qué razones la han llevado a permanecer durante 15 años seguidos entre nosotros?
-La verdad es que en Alcoy me siento como en mi propia casa, es una ciudad muy cómoda para vivir. Mi familia se ha integrado perfectamente en la vida alcoyana, mis hijos se han ido haciendo mayores y se han casado todos con microbios de la zona y viven muy felices en la red de agua potable. También ha influido el hecho de que las autoridades sanitarias no tengan muchas luces, ya que su torpeza nos ha permitido vivir aquí sin grandes sobresaltos.
-Es usted una perfecta conocedora de la vida local…
-En efecto, soy un testigo de excepción de la actualidad alcoyana de los últimos tiempos. He sobrevivido a cuatro alcaldes y a una decena de consellers de Sanidad. No puedo decir nada malo de ellos; eran todos muy amables, aunque mi preferido era Miguel Peralta: con ese hombre infectábamos a lo grande.
-¿Es cierto que intentó creuar en una filà?.
-Sí, es verdad. Hablé con un primer tró para ingresar como festera, pero la aparición de continuas pegas por mi condición femenina hizo que al final me olvidara del asunto. El hombre me dijo que si en vez de ser una bacteria, hubiera sido un virus lo habría tenido mucho más fácil.
-¿A qué atribuye el hecho de que los brotes cada vez afecten a menos gente?
-Uno se va haciendo mayor y comodón; no se tienen esas energías juveniles para ir volando de acá para allá contagiando a la gente. También ha contribuido la crisis económica: las fábricas grandes han ido cerrando, han desaparecido las torres de refrigeración industrial y nos tenemos que conformar con trabajar en plazas de segunda categoría, como los túneles de lavado o las alcachofas de ducha.
-¿Qué proyectos tiene para el futuro?
-De momento, en lo único que pienso es en ir tirando y llegar a mi jubilación. Creo que con cuatro brotes más, se me quedará una buena paguita.
-Alguna cosa más…
-Antes de acabar, quisiera expresar mi profundo malestar por el trato injusto que se me está dando. He hecho más que nadie para que el nombre de Alcoy sea conocido en todo el mundo y ni siquiera se han dignado a dedicarme una calle. Esta ciudad es muy ingrata con sus hijos más ilustres. Soy una bacteria, pero también tengo mi corazoncito.