Es una efeméride triste: hace ahora justo veinte años cerraba sus puertas definitivamente el Colegio Público Virgen de los Lirios. Estaríamos ante un capítulo más del imparable retroceso de la enseñanza pública alcoyana, sino fuera por un dato significativo: el final de esta escuela convertía el centro y el casco histórico de Alcoy en el único barrio importante de la ciudad sin un centro escolar de infantil y primaria de titularidad pública. Aquella pérdida, ejecutada por el PP y abonada por la inoperancia previa de los gobiernos de izquierda, dejó un hueco de grandes proporciones en una de las zonas más sensibles del casco urbano. Han pasado dos décadas y nadie ha dado ni un solo paso para reparar esta vergonzante avería.
La historia resulta especialmente chocante. La volatilización de este colegio se produce en un Alcoy que lleva años viviendo un intenso debate sobre cómo puede recuperar su casco antiguo. Se han lanzado todo tipo de ideas y de propuestas: peatonalizaciones, planes para incentivar la construcción, ayudas a la rehabilitación, apoyo al comercio y a la hostelería, mejoras de las infraestructuras y hasta grotescos remedos de concursos del tipo Gran Hermano con cabañita incluida. Sorprende que en este tipo de discusiones casi nunca se haya hablado de la necesidad de dotar a la zona de un centro escolar público. El derecho a elegir entre pública y concertada existe en todos los barrios de la ciudad menos en éste, que es precisamente el que necesita una intervención más urgente de las instituciones públicas para revitalizarlo.
Salvando todas las distancias que haya que salvar, la situación del centro de Alcoy recuerda a la de aquellos pueblos pequeños que han perdido la escuela por falta de alumnado. Cuando uno pregunta a los alcaldes y a los habitantes de estas áreas rurales, todos coinciden en señalar que el cierre del colegio es el último clavo del ataúd para estas comunidades, ya que además de privarlas de un servicio básico bloquea cualquier posibilidad de recuperar habitantes y actividad económica.
Todos los partidos del arco parlamentario subrayan la necesidad de atraer hacia el centro a matrimonios jóvenes, que llenen de vida una zona urbana con una población envejecida y con miles de viviendas vacías. Ninguna formación política parece haberse dado cuenta de que la primera acción efectiva para conseguir este retorno es ofrecerles un colegio público moderno y bien ubicado, que funcione como una alternativa real a los centros concertados que prosperan en la zona sin ninguna competencia.
Las promesas de levantar un nuevo Virgen de los Lirios se disolvieron en el tiempo, casi simultáneamente con las quejas por la amputación de un servicio básico a este barrio. Si se tiene la santa paciencia de revisar las hemerotecas de los últimos años, se comprueba rápidamente que apenas existen referencias a este tema en un debate político en el que prácticamente se habla de todo. Llegamos a una conclusión desoladora: los alcoyanos y sus representantes políticos se han resignado y aceptan con normalidad que el corazón de su ciudad viva en un perpetuo estado de excepción educativa. A perro flaco todo son pulgas.
Una versió encertada i perfectament raonada sobre el declivi del casc històric i una de les causes que l’han motivat i tal com es diu a l’article, ningú no en parla.
En aquest aspecte no es pot disitngir entre dreta i esquerra, doncs han actuat igual de malament.
Potser en altres àrees de l’administració pública a la nostra ciutat hom podrà fer-ne la distinció entre un color polític i l’altre.
Pel que fa a l’educació, el govern dit progressista que defense l’escola pública encara està per arribar. Fins ara, senzillament, no ha existit.