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La memoria
Una ciudad desesperada
Rafa Segura - 10/12/2017
Una ciudad desesperada
BIVIA (Portal del Patrimonio Documental de Alcoy) Signatura: 08616.

Retomando el artículo de El resguardo de una ciudad, Alcoy sufrió casi todos los efectos de una guerra. En nuestra localidad no existieron enfrentamientos directos entre los dos bandos, pero muchos fueron los síntomas que se mostraban al convivir con el conflicto día a día.

La escasez de alimentos fue una de las cuestiones que el Consejo Municipal intentó paliar sin mucha fortuna. Los días 26 y 27 de abril de 1937, centenares de mujeres y hombres salieron a la calle protestando por la falta de artículos de primera necesidad. El alcalde Cándido Morales, en declaraciones al diario Humanidad, se quejaba de que “la actitud de los manifestantes es inexplicable. Después de los dos días consecutivos de perturbación pública, esta Presidencia no puede permitir por más tiempo que en la vía pública y plazas se produzcan trastornos y manifestaciones”. Además señalaba que “dada la situación por que atraviesa el país, en vez de fortalecer nuestra causa sirve de pretexto para que los enemigos emboscados pongan de manifiesto sus actividades” añadiendo que “serán declarados fascistas los manifestantes y los hombres o mujeres provocadores de la manifestación serán puestos a disposición de los Tribunales de Urgencia”. Así mismo se convocó una reunión plenaria de todos los sindicatos y organizaciones específicas donde se discutió dilatadamente este problema y los representantes de Industrias Panaderas Socializadas y de la Comisión Municipal de Abastos expusieron los proyectos para abastecer a la ciudad.

En noviembre del mismo año se produjeron desórdenes en las colas para poder comprar tabaco racionado, obligando a las autoridades a suspender tres días su venta. El presidente del Consejo Municipal anunciaba en un comunicado que “no se permitirá formar cola para la adquisición de este artículo a las mujeres y niños de ambos sexos, pues en el caso desobedecer esta orden, no se les facilitará cantidad alguna a las personas anteriormente citadas”.

En 1938 el problema del abastecimiento persistía apareciendo en las colas del mercado empeorando, más si cabe, la situación en la ciudad. Muchas mujeres iban a las doce de la noche para garantizar su compra diaria en la venta de verduras siendo prohibido finalmente por el Consejo Municipal: “hemos dispuesto que no se respete más que la cola que se forme a la hora de venta del mercado, quedando, por tanto, anulados los números que se tomen”. Pero no sirvió de nada. El 7 de noviembre, después de cuatro bombardeos sufridos, los nervios empezaron a aflorar en las vidas de los alcoyanos.  Se formó un gran tumulto de mujeres y niños por coger los mejores puestos en una cola desencadenaron en una trifulca con tirones de pelo, empujones e insultos. Tanto el Consejo Municipal como el Frente Popular Antifascista se vieron obligados a reunirse para estudiar “el agudísimo problema por el que atraviesa nuestra ciudad en cuestión de abastecimiento”. Se envió un informe a la Presidencia del Consejo de Ministros, a la Dirección General de Abastecimientos y al Gobernador Civil de la provincia. Dentro del documento se describía los escasos alimentos que habían sido distribuidos entre los últimos meses:

Julio: 50gr. de bacalao por ración, 200gr. de arroz y 75gr. de carne congelada.

Agosto: 100gr. de arroz, 50gr. de alubias y 100gr. de azúcar.

Septiembre: 150gr. de arroz, 150gr. de carne congelada, 50gr. de azúcar, 100gr, de bacalao y 75gr. de garbanzos.

Octubre: solamente 25 cajas de leche condensada.

El informe concluía recalcando la insuficiente cantidad de comida que percibían los habitantes viéndose obligados a desplazarse para buscarse los alimentos más indispensables.

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