La historia de Alcoy está llena de maravillosos proyectos frustrados y de iniciativas delirantes que (gracias a Dios y al sentido común) no se han convertido en realidad. Durante décadas esta ciudad ha debatido sobre actuaciones de todo tipo, que al final se han quedado en nada. Tipografía La Moderna les ofrece una pequeña lista de sueños rotos, en la no están todos los que son, pero sí son todos los que están
1. Línea férrea a Alicante
Estamos, sin ningún género de dudas, ante la madre de todos los fiascos alcoyanos. Está línea férrea, que se acabó de construir en los años treinta del pasado siglo, es el compendio de todas nuestras frustraciones en materia de comunicaciones e infraestructuras públicas. Puentes, túneles y explanaciones están terminados desde hace casi un siglo y nadie ha sido capaz de convertir en realidad un proyecto cargado de lógica y de sentido común. Ha pasado una República, una dictadura de 40 años y un largo periodo de democracia sin que ninguna administración pública se haya dado cuenta de una realidad científica como la copa de un pino: la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta y la unión ferroviaria entre Alicante y Valencia es una línea recta que pasa por Alcoy. Inasequibles a la Geometría, nuestras autoridades han hecho toda clase de recorridos delirantes con tal de no darnos una alegría a los alcoyanos. Como premio de consolación nos han dejado la vía verde y el tren Alcoy-Xàtiva.
2. Estación de autobuses subterránea
En el año 1963 una empresa se dirigió al Ayuntamiento de Alcoy planteándole la posibilidad de construir una estación subterránea de autobuses en la plaza de España. Afortunadamente, aquella propuesta (aparece recogida en un reportaje del periodista Mario Candela en Información) que se anticipó casi 40 años a la Llotja se Calatrava, fue rechazada por la corporación y no llegó a prosperar. Diez años después, otra obra delirante fue planteada desde el propio Ayuntamiento: la construcción de un aparcamiento subterráneo en la Glorieta con el fin de darle servicio al mercado de San Mateo, quedando desierto el concurso al no concurrir a él ninguna empresa.
3. Edificio de las Paúlas
Está ahí. Negro y feo como un demonio. El edificio del antiguo colegio de las Paúlas lleva cuarenta años abandonado y soltando cascotes sobre la calle Sant Josep. El Partido Popular quiso convertirlo en una gran biblioteca municipal, pero chocó con los intereses de un Arzobispado que prefirió venderlo a unos especuladores. Durante un corto periodo de tiempo, la empresa propietaria del inmueble se planteó la posibilidad de instalar en él un geriátrico privado de lujo. Al final, la maldición alcoyana se impuso y el viejo centro escolar se ha unido a la larguísima lista de ruinas que jalonan nuestro casco histórico. Este conjunto arquitectónico lleva años viendo como lo sobrevuela una bandada de buitres urbanísticos; pájaros siniestros y carroñeros que albergan serias esperanzas de derribarlo y de construir un bloque de oficinas.
4. Fundición de Rodes
La manzana de la antigua fundición de Rodes lleva más de veinte años dándoles de comer a los políticos y a los periodistas alcoyanos. Nunca un edificio dio tanto de sí. No hay ruinas en este mundo de las que se haya discutido tanto; ni siquiera las de Pompeya. Comprada por el Ayuntamiento para convertirse en un gran auditorio que nos proporcionaría fama internacional, esta antigua fábrica acumula roña y proyectos frustrados con una tranquilidad pétrea que desafía a todos los gobiernos. Se han barajado todo tipo de parques tecnológicos para un espacio urbano en cuyo interior se podrían rodar escenas de una película sobre el sitio de Stalingrado. Ha habido corporaciones que se han llegado a plantear su demolición para hacer un centro comercial y así sacarse unas perrillas. El alcalde que consiga darle vida a este muerto se merecerá un enorme monumento en la plaza de España y sobre sus hazañas milagrosas escribirán versos los juglares.
5. El nuevo cuartel de la Guardia Civil
Alcoy ha consumido el primer tramo del siglo XXI con un cuartel de la Guardia Civil que mantiene imperturbable un diseño más propio de los tiempos de posguerra y que tiene a la Benemérita en unas condiciones impropias de un país moderno. Este edifico blanco es una de las víctimas principales de un monstruo urbanístico llamado Plaza de Al Azraq, una criatura voraz y polvorienta que no deja crecer nada en sus dominios. La posibilidad de trasladar a la Guardia Civil a unas dependencias más modernas y adecuadas a sus necesidades es uno de esos temas políticos que aparecen y desaparecen sin la menor explicación. No está claro si la culpa de esta situación es de la torpeza de los sucesivos ayuntamientos alcoyanos o de la cicatería pesetera del Ministerio del Interior, pero lo cierto este inmueble anacrónico sigue ahí como el dinosaurio de Monterroso.
6. Los chalés de la Font Roja
La Font Roja es la montaña sagrada de los alcoyanos, pero hay ocasiones en las que parece que le tengamos manía a este emblemático enclave. Los chalés de la zona del santuario son un ejemplo perfecto de las extrañas relaciones de esta ciudad con este espacio protegido. Estos edificios llevan años avanzando en su ruina, mientras las diferentes administraciones le dan vueltas a un debate interminable: diseñar un plan para definir los usos públicos de este paraje natural. Estas antiguas casas de veraneo han visto pasar todo tipo de proyectos sin que prosperara ninguna de las propuestas. El ayuntamiento del PP estuvo a punto de acabar con el problema, utilizando un método contundente y efectivo: arrasar los chalés y regalarle el terreno a una empresa privada para que se forrara construyendo un hotel de lujo. La movilización popular impidió esta catástrofe privatizadora, pero lo cierto es que desde entonces no hemos avanzado mucho.
7. Iluminación ornamental del Barranc del Cint
Fue una de las primeras medidas anunciadas por el gobierno del PP en el Ayuntamiento de Alcoy. El plan era dotar al Barranc del Cint de una iluminación ornamental para destacar por las noches las bellezas de nuestro más emblemático monumento geológico. La iniciativa chocó con la protección a la que está sometido el parque natural de la Sierra de Mariola y habría supuesto la inclusión de los buitres del Projecte Canyet en la lista de especies amenazadas por el insomnio eterno. Los pobres carroñeros habrían quedado condenados de por vida a malvivir en medio de una especie de puticlub gigantesco. Los alcoyanos nos hemos evitado la terrible imagen de nuestro barranco más querido envuelto en tonos de color rosa pálido.
8. Tranvía Alcoy-Cocentaina-Muro
Hace cosa de diez años, durante el segundo mandato del popular Jorge Sedano, el grupo socialista se descolgó con un proyecto aprobado por unanimidad (raro, raro, raro) por todos los grupos políticos de la corporación municipal: la creación de un tranvía que uniera los cascos urbanos de Alcoy, Cocentaina y Muro. La propuesta era interesante, las tres poblaciones conforman una gran área metropolitana que comparte servicios y empresas y por la que cada día circulan miles de personas. El tranvía hubiera facilitado su interconexión. Se contaba además con la ventaja de disponer de una infraestructura (la carretera nacional 340) con poco uso desde la apertura de la autovía central, lo que facilitaría la instalación de las vías. El mes de febrero de 2008 se fijó como fecha para debatir el proyecto en la comisión de Infraestructuras y Transportes del Consell pero un error técnico obligó a aplazar el tema sine die y la iniciativa – a los hechos me remito- se perdió en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
9. Carretera a Benidorm
Recién llegado a la alcaldía Toni Francés, Alcoy recibió el Premio Turismo de Benidorm. Francés recogió el galardón en la ciudad costera y durante el discurso de agradecimiento reivindicó la carretera Alcoy-Benidorm. “Una infraestructura – dijo – necesaria para estrechar más aún esos lazos que hemos ido estrechando a lo largo de los siglos”. Cuatro años después los empresarios alcoyanos, ante el conseller de Economía Rafael Climent, volvieron a reivindicar la carretera que proponía unir ambos municipios por la Vall de Guadalest, suprimiendo curvas e incluso construyendo un túnel para salvar el puerto de Confrides. Un trazado que –según ellos– se convertiría en puerta de entrada del turismo hacia las comarcas del interior. La falta de presupuesto acabó enterrando la iniciativa. ¿La falta de presupuesto o el hecho de que todas las carreteras son de dos direcciones y que ésta en lugar de traer turistas podría llevarse a los pocos ciudadanos operativos que quedan en el lugar? La respuesta está en el viento.
10. Campo de golf de Xirillent
El proyecto empezó con mal pie. En marzo de 2006 la prensa advertía que “Un alto cargo del Consell compra suelo barato junto al futuro campo de golf”. Cosa que no fue óbice ni cortapisa para que al año siguiente el gobierno de Sedano, aprobara provisionalmente el proyecto de construcción de 560 viviendas, un hotel de lujo y un campo de golf en terrenos del área de amortiguación de impactos del parque natural de la Sierra de Mariola. Cuando llegó el informe de la Conselleria de Medio Ambiente señalando “iniciativas no acordes a ley como el campo de golf de Xirillent” el proyecto desapareció como por ensalmo. Posteriormente con la llegada de Antonio Francés a la alcaldía el gobierno se planteó, de nuevo, la construcción del campo de golf pero sin la urbanización y se comunicó a los promotores que “el tema sería estudiado de forma conveniente y que sólo se abordaría si fuese beneficioso para la ciudad”. En 2016, en vista de los informes medioambientales, Francés descartó definitivamente (?) el proyecto, que estaba impulsado por la empresa La Española.
11. El bulevar
Proyecto eterno (remonta sus orígenes a los lejanos tiempos de Sanus) que pretendía dotar a Alcoy de una magna infraestructura de cuatro carriles, zona arbolada, amplias aceras, etc. para mejorar el tráfico urbano y ciudadano que Sedano (el Ramses II de los proyectos fallidos) ante la incapacidad de consensuar con vecinos y oposición acabó consensuando con la empresa Ortiz e Hijos. Fallo. Tras la caída de Sedano, de la constructora y la imputación de Enrique Ortiz en numerosos casos de corrupción del PP el proyecto quedó estacionado en el limbo. Pese a que el socialista Carles Esteve insistió, desde la oposición que el bulevar no es una obra “urgente ni prioritaria”, el presupuesto municipal de 2018, contemplaba una partida de 150.000 € para una nueva redacción del plan. Redacción que visto lo visto tanto podrá dar como resultado una línea Maginot que divida en dos el barrio del Eixample como un nuevo y bonito bulevar de los sueños rotos.
12. Deportes de invierno
Hubo un tiempo, a finales del siglo pasado, en el que a un grupo de factótums alcoyanos encabezados por el entonces concejal del PP Paco Espert, se les ocurrió convertir Alcoy en una potencia del esquí alpino de primer orden (quien dice primero dice vigésimo segundo o septuagésimo tercero) anunciando la construcción de una pista de esquí (no se sabe si sintética o de nieve artificial) en la ladera de alguna de las montañas que nos rodean. Los aborígenes nos lo tomamos a risa, como lo del equipo de bobsled de Jamaica. Era frecuente bromear con la imagen del pedregal de la Serreta transformado en un remedo de Baqueira o del chorro del Salt habilitado como el trampolín de saltos de Bergisel (Innsbruck). No ha sido ésta la única incursión de nuestra ciudad en el maravilloso mundo de los deportes de invierno. En el año 1965, un concejal de la corporación franquista planteó la posibilidad de construir una gran pista de hielo en la Font Roja, incluida dentro de un gran complejo turístico internacional.
13. El túnel de la Carrasqueta
Obra de fuerte componente psicológico, que durante muchos años significó para los alcoyanos la ruptura del tradicional aislamiento geográfico de la ciudad. En el año 1969, en la fase final del franquismo, la Diputación Provincial planteó por primera vez el proyecto, al que dotó de una sorprendente singularidad: el túnel para cruzar el puerto sería de peaje y cada coche que atravesara la montaña tendría que pagar 12 pesetas, una cantidad que en aquella época era un pico. El proyecto se recuperó durante la etapa de Sanus, que recibió el apoyo del entonces conseller de Obras Públicas, Rafael Blasco, hoy interno en la cárcel de Picassent. El trazado de la autovía por la Foia de Castalla acabó con todas estas inquietudes excavadoras y la Carrasqueta sigue ahí, como siempre.
14. El puente aéreo
En 1988 la organización empresarial DATO Asociación planteó la necesidad de crear un puente aéreo con helicópteros entre Alcoy y Alicante. Las carreteras eran por aquella época una ruina y los empresarios aplicaron el dicho a grandes males grandes remedios: si no podemos ir por tierra a la capital, iremos por el aire. Hay que señalar que esta propuesta provocó la desorientación general de los periodistas, ya que la patronal distribuyo el comunicado un 28 de diciembre y hubo que llamarles varias veces para confirmar que no se trataba de una inocentada.