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Tiene nombres mil el miembro viril
Doce acepciones rabiosamente alcoyanas para no tener que utilizar la palabra pene
Javier LLopis / Pep Jordà - 13/04/2015
Tiene nombres mil el miembro viril
Recreación fálica del alcoyanísimo parque de la Glorieta, realizada por Xavi Cortés

Como señalaba muy acertadamente la emblemática canción de Leonardo Dantés: “tiene nombres mil el miembro viril”. Aunque en el caso concreto de Alcoy no se alcanzan esas cifras astronómicas, nuestra ciudad posee un modesto pero entrañable catálogo de denominaciones estrictamente locales para referirse a la españolísima polla. En su afán de defender el patrimonio cultural de esta floreciente población industrial, Tipografía La Moderna les ofrece una docena de acepciones del concepto pene con su correspondiente explicación.

1-Pixorro
Es, sin ningún género de dudas, la manera más alcoyana de referirse al pene. La palabra lo tiene todo: contundencia, claridad conceptual y una erre sonora, que da gusto pronunciar. Tal vez por eso, miles de alcoyanos han decidido utilizarla de forma preferente a la hora de referirse al miembro viril. El uso del pixorro (dicho sea en el sentido más gramatical de la acepción) distingue a los habitantes de esta ciudad del resto de la comunidad catalanoparlante. Desde Mallorca a l’Alguer y desde Salses a Guardamar nadie, salvo nosotros, utiliza esta hermosa forma de definir el pito. Lingüistas de todo el mundo han coincidido en señalar que la palabra es una clara derivación del verbo pixar. Sectores del valencianismo blavero intentaron relacionar el vocablo con el pitorro del botijo, pero finalmente esta hipótesis fue descartada, al ser considerada una auténtica pixorrà.

2-L’instrument
El variado universo de instrumentos musicales también es un pozo sin fondo donde encontrar denominaciones alternativas a la del aburrido y casi funcionarial sustantivo pene. Entre todos ellos cabe destacar el grupo de instrumentos de viento (clarinete, flauta, fagot) no sólo por su forma cónica, cilíndrica o prismática sino porque tanto unos como el otro requieren de algún tipo de embocadura, lengüeta o boquilla para sonar adecuadamente. Sin descartar, por ello, los de cuerda que dan la nota en cuanto se produce un pizzicato o una fricción o los de percusión cuyo sonido se generado por pulsación o frotación como en el caso de la zambomba.

3-Pelila
El infausto Felipe V ganó la batalla de Almansa, aprobó el Decreto de Nueva Planta y dio total prioridad al castellano, condenando la lengua autóctona al ostracismo institucional. En aquellos tristes tiempos de opresión cultural llegaba a Alcoy la palabra pilila procedente de los lejanos campos de Castilla. Los alcoyanos decidieron enfrentarse al enemigo y en un alarde de valentía consideraron que eran demasiadas íes juntas para su gusto. De ahí nació la alcoyanísima pelila, palabra encantadora y coloquial, que admite innumerables rimas jocosas. Para la historia de la cinematografía mundial queda la versión alcoyana de aquel título clásico del cine bíblico protagonizado por el infame actor Victor Mature: “Sansón y Dalila y la Tía Pelila”.

4-Botifarra
El apasionante mundo de la charcutería en general y del embutido en particular sirve de inspiración a numerosas denominaciones eufemísticas del miembro viril (salchichón, xoriço, sobrasada, salami, etc.) No sólo por la similitud que el pene guarda con la morfología de estos productos condimentados con hierbas y ‘embutidos’ en una piel, sino también porque en ambos casos pueden consumirse crudos. En Alcoy los reyes de la carnicería sin duda son la botifarra (para aquellos apéndices más bien regordetes y de color negruzco) o la llonganissa (para aquellos más claros de color y estilizados).

5-Mànec
Nos hallamos ante un caso excepcional, que ha dado lugar a un buen número de tesis doctorales por parte de los lingüistas partidarios del estructuralismo de Ferdinand Saussure. Esta acepción del miembro masculino sólo se puede utilizar en el caso de que éste tenga un tamaño considerable, aproximadamente el doble de la media normal española (fijada en 13,5 centímetros en estado de presenten armas, según los últimos estudios científicos). Las razones son obvias: hablar de mànec cuando uno tiene un micropene sería una incongruencia incalificable y un gesto de chulería desproporcionado. Esta teoría quedó perfectamente argumentada y confirmada tras la grabación en disco de la emblemática canción “Tinc un mànec de tres pams i mig”, de Lluis El Sifoner.

6-Trasto
Otra acepción local para referirse a la seña de identidad masculina por antonomasia es el trasto. Un sustantivo que deriva del latín trastum (banco de remero o viga) y que si bien en principio pudiera sugerir un falo del tamaño del palo mayor de la goleta Juan Sebastián Elcano, en realidad hace referencia a un modesto instrumento, herramienta o útil de trabajo relacionado con las labores agrícolas de arado y siembra, cuando no, como es el caso del trasto de muchos varones, a una cosa inútil, inservible, insustancial o que da asco.

7-Pardal
Palabra alcoyana donde las haya. Versión local del españolísimo pajarito, en la que se ha suprimido el diminutivo por razones de orgullo patriótico. El término pardal recoge una larga tradición de referencias avícolas para designar al pene. Frases clásicas, como la de “voy a cambiarle el agua al canario” o “ciérrate la bragueta, que se te escapa el pajarito”, resumen a la perfección la tendencia de los hombres a hablar de su chorra como si fuera un mítico ser alado, con capacidad para levantar el vuelo por su cuenta y riesgo. Dentro de este apartado zoológico se podrían incluir otras acepciones específicamente alcoyanas como “el gafarró”, habitualmente aplicada a pililas de pequeño tamaño o encogidas tras un chapuzón en las gélidas aguas de la desaparecida piscina del Barranquet de Soler o de las balsas del Preventorio.

8-Fava
Entre todas las legumbres, hortalizas y frutas que designan localmente al balano o falo, la fava es sin duda la de mayor arraigo. No sólo por ser una vaina alargada de longitud variable entre 10 y 30 cm de porte recto y erguido y consistencia carnosa con semillas en su interior más o menos aplastadas. Sino también por asemejarse a esas otras faves producidas por las picadas de los insectos que se enrojecen e inflaman de manera molesta y prominente durante cortos periodos de tiempo. La fava también es uno de los elementos necesarios para la práctica de la taba, uno de los deportes locales de riesgo más practicados, al menos de boquilla. La coincidencia de la fava con el anagrama de la Federación Asociaciones de Vecinos de Alcoy (FAVA) dio lugar a todo tipo de comentarios jocosos sobre el estado del movimiento vecinal en la ciudad.

9-Tafarra
Esta denominación pertenece al universo viejuno y apenas si sobrevive en la actualidad. Sólo personas muy mayores siguen utilizando el término tafarra para referirse al pene. En cambio, la palabreja ha tenido una inesperada continuidad en forma de diversas derivaciones. En nuestro vocabulario normal seguimos utilizando la construcción “alçar.li la tafarra” como sinónimo de hacerle la pelota a un determinado personaje; en una frase que le añade connotaciones sexuales y casi masturbatorias el noble ejercicio de la adulación interesada. También pervive entre nosotros el verbo atafarrar, entendido como golpear a alguien con mucha fuerza utilizando un objeto contundente y de gran tamaño, en una sutil referencia al alto concepto que tienen de su miembro los varones alcoyanos.

10-Níspero
Entre las muchas frutas que sirven para denominar el falo masculino, el níspero o nespla, en catalán, es la que más se acerca en dimensiones y formas (en el universo real) a la del tamaño medio de la población aborigen. O a la que se tiende pasados los cincuenta años. Edad a partir de la cual, como todo el mundo sabe, se puede vivir sin sexo pero no sin gafas. El níspero y su relación con la cópula además han dado origen a numerosas frases hechas como ‘arrimar el níspero’ i a refranes como ‘amb temps i palla, madures les nesples’ que en modo alguno supone un homenaje a la masturbación sino que significa que si a las cosas se le dedica el tiempo y los medios adecuados, siempre acaban dando el fruto deseado.

11- Rabo
El rabo es otra de las denominaciones locales que de entrada sugiere un miembro viril del tamaño de la cola de un cocodrilo del Nilo (largo, duro y ágil). Pero no olvidemos que el apéndice posterior de los animales en la naturaleza ofrece un variado abanico de tamaños y formas casi tan amplio como el homónimo de sus compañeros humanos. Ya que pueden oscilar de los 56 y 63 cm de la cola de un lémur (casi tan larga como la cola del paro) a la de los osos que pese a su apariencia feroz y salvaje en raras ocasiones supera los 12 cm.

12-Don Remigio
Acepción minoritaria y casi olvidada de la minga, que hunde sus raíces en una antigua cancioncilla satírica alcoyana sobre un guardia municipal, que iba por la calle de San Nicolás con la bragueta abierta y sin ropa interior, dejando a la vista a “Don Remigio, director” (vaya usted a saber quién era este personaje). Presenta como principal aportación lingüística la personalización del miembro masculino, que en este caso se merece el uso de un nombre propio. La utilización del tratamiento de Don se ha de valorar como un claro síntoma del respeto reverencial con que los varones de esta ciudad tratan a la que es, sin ningún género de dudas, una de las partes más queridas de su anatomía.

Nota final
En el plazo de unas semanas, Tipografía La Moderna completará este trabajo de investigación con un listado de denominaciones alcoyanas sobre el aparato sexual femenino, que se presentará al público con el atractivo nombre de “Más allá de la figa”. Esta publicación mantiene así uno de sus principios fundacionales básicos: el de educar deleitando.

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COMENTARIOS

  1. Halcollano says:

    Una molt bonica que t’has dixat es la del «NINO»

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