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Caramelos reales para la tropa
Javier Llopis - 03/01/2015

Es una imagen insólita, difícil de ubicar cuando ya han pasado casi cuarenta años. Paco Grau rescata de su inagotable archivo estas viejas fotografías de la visita de los tres Reyes Magos de Alcoy al destacamento militar del Molí Payá. El encuentro formaba parte del programa oficial de actividades del día 6 de enero y era un reconocimiento público al apoyo prestado por el Regimiento Vizcaya 21 a la Cabalgata, que en aquella época contaba con una destacada participación de soldados en diferentes papeles del desfile.

La historia de la centenaria Cabalgata de Reyes Magos es también la historia de Alcoy. Esta tradición ha reflejado los cambios de las épocas y las diferentes circunstancias por las que ha pasado la ciudad y ha sabido adaptarse a ellas y utilizarlas para seguir viva. Corrían los años finales de la década de los setenta del pasado siglo y el desfile real contaba con el apoyo del Regimiento Vizcaya 21 instalado en el cuartel de Alzamora, que hoy es un centro comercial. Los soldados que hacían la mili en Alcoy participaban masivamente en el desfile, como antorcheros y figurantes de la comitiva real. El Ejército de Tierra también prestaba ayuda con material para la organización del acto.

Esta relación tan especial se plasmó en una institucionalización de una visita de los Reyes al pequeño destacamento del Molí Payá, incluida en el programa del día 6; un día en el que los tres Magos también se acercaban al Preventorio y a los centros de tercera edad. La presencia real rompía la rutina de los soldados que esos días prestaban sus servicios en unas pequeñas instalaciones militares situadas fuera del casco urbano, en la zona en la que hoy se ubica e albergue de la Protectora de Animales.  Eran unos momentos de distensión, con los que los organizadores de los festejos –la Asociación de Amigos y Damas de los Reyes Magos- agradecían la colaboración del Ejército en las tradiciones de la ciudad.

El tiempo ha pasado, el Regimiento Vizcaya dejó la ciudad en 1980 y unos años después, abandonaron Alcoy los últimos componentes del personal militar. La presencia masiva de soldados en las calles en las horas de paseo es hoy una imagen olvidada de nuestro paisaje urbano; un vago recuerdo del que sólo tienen constancia los más mayores.

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